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Por: Gildardo Mota
El asesinato del elemento de la Agencia Estatal de Investigaciones, José Ordaz Ramírez, placa 1032, ocurrido en la víspera del 26 de noviembre, exhibe además de la corrupción y negligencia que impera en los mandos y coordinación de dicha instancia investigadora, el control que mantienen células de la delincuencia sobre “comandantes policiales”.
A menos de cinco días de que agentes estatales de investigación denunciaran ante medios informativos la corrupción y tráfico de influencias que impera en dicha institución, José Ordaz Ramírez falleció al enfrentar con una pistola calibre 38 súper a un par de asaltantes que pretendían asaltar una unidad de transporte de la línea “Tehuanos”.
La antigüedad del arma que portaba el agente propició una falla que permitió ventaja a los delincuentes y en consecuencia, quitarle la vida, el acontecimiento se registró sobre la carretera federal 190, cuando José Ordaz Ramírez se trasladaba hacia la región de la Cuenca a bordo de una camioneta suburban de razón social, con ruta Oaxaca-Tehuantepec, precisamente en el paraje conocido como “Santa Rosa”, perteneciente al municipio de San Pedro Totolapan.
El citado agente investigador tenía 35 años de edad, 15 de ellos en servicio para la AEI, murió abatido por dos asaltantes que hicieron la parada a la citada unidad de transporte, según elementos de la misma corporación, Ordaz Ramírez pudo haber sobrevivido de llevar una de las armas nuevas que oculta y condiciona para su entrega el coordinador general de la Agencia, Jaciel Salvador Castro Vásquez.
Elementos entrevistados por este periodista condenaron el hecho de que el coordinador general de la AEI porte una pistola nueva y todavía se haga acompañar de escoltas con armas de asalto modernas, en tanto que una gran mayoría de agentes investigadores utilizan pistolas inservibles, como sucedió con José Ordaz Ramírez.
Los hechos, según la PGJE.
De acuerdo al comunicado emitido por la Procuraduría General de Justicia del Estado, el incidente delictivo se registró en la víspera del martes sobre la carretera Internacional 190 Km. 083+800, México- Ciudad Cuauhtémoc, el elemento se trasladaba hacia la región de la Cuenca a bordo de una unidad suburban de razón social “Tehuanos”, con ruta Oaxaca-Tehuantepec, cuando a la altura de Totolapan, paraje conocido como “Sta. Rosa”, dos individuos hicieron la parada a la unidad.

Uno de los señalados se ubicó en la parte delantera de la camioneta, el otro en la trasera, habían transcurrido cinco minutos cuando sacaron armas de entre sus ropas y anunciaron que se trataba de un asalto, encañonando al conductor y ordenando detuviera la marcha o le quitarían la vida.
Acto seguido el agente alcanzó a sacar su arma e impactó en la humanidad de los asaltantes, iniciándose un intercambio de disparos al interior de la unidad. Al escuchar las detonaciones, el conductor optó por aventarse de la unidad en marcha, enfilándose la camioneta a una hondonada de 10 metros de profundidad aproximadamente.
En los hechos resultaron dos personas heridas que fueron trasladadas a un nosocomio para recibir atención médica, mientras que el agente José Ordaz Ramírez falleció cuando era trasladado por una ambulancia hacía el hospital.
La Agencia Estatal de Investigaciones (AEI) en coordinación con la Policía Estatal, iniciaron un operativo inmediato para dar con los delincuentes, fue asegurado Daniel Aragón Paz, quien al ser identificado por los pasajeros como uno de los asaltantes aceptó su participación en los hechos.
AEI, al mejor postor.
De acuerdo a denuncias vertidas por elementos de la Agencia Estatal de Investigaciones, el “asesor” del coordinador general, Armando Nicolás, quien también ostenta el nombramiento de subdirector regional de la Cuenca del Papaloapan, es el encargado de cobrar cuotas mensuales a los encargados de las comandancias locales y foráneas, así como pedir de tres a cuatro mil pesos para asignarles una arma nueva o asignarlos en una comandancia rentable.
Los denunciantes revelaron que Armando Nicolás solicita a los agentes para homologarlos un apoyo mensual de mil pesos, afirman que tiene a su cargo tres vehículos oficiales, uno de ellos al servicio exclusivo de su familia, así como elementos de la AEI que utiliza como escoltas.
En un documento enviado a este periodista, se revela que el agente ministerial de nombre Tomás, que se encuentra comisionado en el municipio de la Villa de Etla, tiene el control de los asaltantes de camiones de carga, los cuales operan impunemente a cambio de un apoyo económico mensual que conceden al encargado de dicha comandancia, el cual es repartido entre el coordinador general de la AEI, Jaciel Salvador Castro Jiménez, Armando Nicolás y Otilio Ogarrio, éste último subdirector operativo.
El escrito señala que el encargado del área de transporte, Pedro Reyes Severiano desvía el combustible destinado para las unidades oficiales, suministrando gasolina a vehículos de familiares del coordinador general de la AEI, del asesor, subdirector operativo y comandantes corruptos, mientras que a los agentes de investigación se les limita para trabajar con raciones de 15 a 30 litros diarios.
Se denuncia también el caso de Jacob Israel Guzmán, quien supuestamente con el dinero que le otorgó la empresa de traslado de valores COMETRA S.A de C.V., adquirió una casa, vehículos de lujo, abrió una cuenta bancaria cuyos depósitos no corresponden a sus ingresos como agente estatal de investigación, además de conformar una caja de ahorro, en donde su principal socio es su esposa.
Israel Guzmán cuenta con antecedentes negativos en su paso como comandante regional en Huajuapan de León, en donde perdió armas propiedad del Gobierno del Estado, intentó abusar sexualmente de una agente, su más reciente exceso se registró durante el incendio del encierro oficial de autos que se ubica en San Bartolo Coyotepec, en donde con su arma de fuego hirió al vigilante del citado parque vehicular, todo por asumirse como un perdona vidas ante una dama que le acompañaba.
Esta es la Agencia Estatal de Investigaciones, cuya labor trasciende en la economía de las familias de los comandantes y mandos superiores, no así en el combate contra la delincuencia organizada.