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El Gobernador Alejandro Murat, su esposa Ivette Morán y la Diosa Centéotl 2017, presencian el espectáculo teatral y dancístico realizado en el Auditorio Guelaguetza.
Como se viene realizando desde hace 35 años (1982), “Donají, La Leyenda” cautivó nuevamente a oaxaqueños, así como a visitantes nacionales y extranjeros, que en la víspera de la Guelaguetza del Segundo Lunes del Cerro, llenó de magia y color con destellos dramáticos de una historia de amor y tragedia el auditorio del Cerro del Fortín, conocido también como la Rotonda de la Azucena.

En punto de las 20:30 horas de este domingo, las y los espectadores comenzaron a percibir el misticismo que ofrece un espectáculo, acompañado por música prehispánica, luces y colores, que cuenta la historia de la princesa Donají, quien desde que nació en el seno de una familia zapoteca, un sacerdote descifró en el cielo el signo de la fatalidad y predijo que se sacrificaría por amor a su pueblo.

El Gobernador Alejandro Murat, acompañado de su esposa Ivette Morán y la representante de la delegación de San Melchor Betaza, elegida Diosa Centéotl 2017, Rebeca Ortiz, presenciaron el espectáculo que inició con la remembranza del descenso de los guerreros aztecas del emperador Ahuizótl que llegaron con antorchas en mano.

Poco a poco y bajo una intensa lluvia que bañó el Valle de Oaxaca, la representación teatral fue recreando la vida de la princesa Donají cuyo significado es “Alma grande”, quien en épocas remotas fue cedida por los zapotecas en calidad de rehén a los mixtecos y recluida en Monte Albán, a fin de que el Rey Cosijoeza respetara los tratados con los invasores.

Sin embargo, Donají se enamora del príncipe mixteco Nucano; tratan de liberarla, pero fracasan y a causa de ello es muerta y decapitada. De ahí surge la leyenda que refiere que cierto día un pastor descubrió un insólito lirio al pasar por las márgenes del río Atoyac, que bordea la ciudad de Oaxaca y 15 días después ocurrió lo mismo, como si un misterioso poder lo conservara.

La escenificación de la vida y muerte de Donají se prolongó por más de dos horas, culminando al compás del “Son Calenda”, que puso a los asistentes a bailar esta música istmeña.

Con aplausos y manifestaciones de regocijo, los miles de espectadores agradecieron al pueblo de Oaxaca y sus autoridades que hayan compartido una parte de su enorme riqueza cultural y folclórica, que antecede cada año las fiestas de la Guelaguetza que se realizan los dos últimos lunes del mes de julio desde hace 85 años.

Cabe mencionar que la figura de la princesa Donají decapitada, con el lirio emergiendo, fue tomada como ícono principal del escudo del Honorable Ayuntamiento de Oaxaca de Juárez.