Gracias por compartir.

Respecto de la recolección de firmas para pedir mi expulsión de México; Estoy consciente que desde hace un par de meses, individuos cuya identidad desconozco, se han organizado para emprender mi expulsión de México ante lo cual manifiesto lo siguiente:

Desde que en noviembre de 2014 mi discurso en Zaragoza,España se hizo viral, yo me hice conocida a nivel internacional por primera vez.

He recibido desde entonces cientos de invitaciones para impartir conferencias, charlas, conversatorios, presentaciones de mis libros en todos los países de Iberoamérica exceptuando Perú y Cuba que son las única naciones a las que no he ido. México no ha sido la excepción. Yo he venido a trabajar en México en varias ocasiones desde 2015 y muy poca gente, como dicen en buen mexicano, me “pelaba”. Mi responsabilidad no es, que en México, al igual que en la mayoría de países de América Latina, los habitantes traten la política como si fuera el mundial de fútbol y solo cuando hay elecciones, se comporten como verdaderos ciudadanos prestándole entonces atención, a aquellos que siempre nos estamos ocupando de dar la batalla de las ideas en la política, la economía, la cultura y la sociedad.

Cada vez que he ido a un país he sido invitada. Como con la casa de una persona, uno no va a una casa donde no lo invitan. Sin embargo, cuando se trata de un país, uno jamás va a ser invitado por la totalidad de habitantes de ese país. Pues los países están conformados por individuos. Cada uno con sus opiniones y posturas. Por lo cual, sería imposible que para yo trabajar en un país, primero fuese invitada por todos y cada uno de sus habitantes. Ni siquiera en Guatemala, que es mi país, puedo jamás esperar que ese sea el caso. Cuando voy a un país invitada, acato las reglas y leyes del mismo. Y por ética personal, JAMÁS le he dicho a ninguna persona por qué candidatos votar o por cuáles no. Quien ha puesto atención a mi trabajo puede corroborar esto. Yo lo que hago es exponer una realidad y dar mi punto de vista libertario. El cual es el mío. Cuando hablo lo hago representándome a mi y a nadie más. Mucho menos a mi país.

Así que, como siempre lo he hecho, en dado caso, se legalice la expulsión de mi actual residencia en México, por supuesto que acataré el mandato. Pues como les digo, nadie debe permanecer en la casa de alguien que no te está invitando.

Sin embargo, México es una nación que se ha caracterizado por darle cabida a personajes que a lo largo de la historia han sido controversiales, amenazados de muerte, perseguidos o que simplemente han venido aquí en búsqueda de oportunidades que sus países natales simplemente no ofrecen. Tan ha sido el caso de personajes como Leon Trotsky, docenas de guerrilleros marxistas guatemaltecos durante el conflicto armado de 36 años de mi país o de mi compatriota Ricardo Arjona.

Si algo sostuve en mi discurso en Zaragoza, en mi trabajo previo en Guatemala y en mis actuales conferencias, libros y programas de radio y televisión, es que la batalla por las ideas es crucial para que en nuestras culturas se respeten los derechos fundamentales del ser humano que son su derecho a la vida, a la libertad y al fruto de su esfuerzo, es decir, a su propiedad privada.

Y esa es una batalla que trasciende fronteras. Y que hoy, gracias a la tecnología, se puede dar desde cualquier parte del mundo.

Se atacan ideas, no personas. Se empuña un arma contra el “diferente” cuando antes no se tiene el coraje de tomar un libro para tratar de entenderle.

Ahí donde se intercambian palabras, dejan de intercambiarse balas.

Muchas Gracias

Gloria ÁlvarezFacebook/GloriaAlvarez
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