El 5 de diciembre de 1988 inicié mi carrera en el periodismo financiero. Llegar a 30 años ininterrumpidos dedicado a cubrir información económica, financiera y de negocios, para mí es un logro personal y una gran oportunidad para agradecer a Dios y a las innumerables personas con las que he viajado en el cumplimiento de mi vocación profesional: desde que tenía ocho años elegí dedicarme al periodismo.

Formé parte del equipo fundador de El Economista, del gran formador Luis Enrique Mercado. Gracias a Sergio Negrete por su infinita disposición para darme clases de economía y a mi entrañable Maricarmen Cortés.

La primera nota que escribí en ese periódico fue acerca de la inflación de noviembre, 125% a tasa anual o más del 5% tan sólo en ese mes. Cubrí la renegociación de la deuda externa, cuando dejó de ser un problema para las finanzas públicas; hoy es puro pretexto político. México comenzaba a levantarse de la docena trágica.

Durante el muy intenso proceso de privatización del sexenio de Carlos Salinas de Gortari peleé, con gran intensidad, por ganar, para mi columna, primicias. La privatización bancaria fue, sin duda, uno de los periodos más intensos de mi carrera, donde forjé relaciones profesionales; en muchos casos, amistades que hoy se mantienen, como banqueros, algunos incluso ya jubilados, como mi admirado amigo Luis Robles Miaja.

También con grandes servidores públicos, como mi compadre Alejandro Rodríguez, con quien nunca nos permitimos el error de convertir nuestra amistad en un pretexto para no cumplir con nuestro trabajo. 

“El error de diciembre” abrió un periodo muy especial en mi carrera. Mientras el país vivía la más profunda crisis financiera que me ha tocado en dos décadas, escribí un par de libros (los únicos dos que he publicado) y prácticamente daba una conferencia por semana, algo que espero no tener que volver a hacer.

El proceso de salvamento del sistema financiero no sólo catapultó mi carrera. El gran Salvador Rocha Díaz (QEPD) decía que mi columna era fundamental para saber qué pensaban los reguladores y cuáles serían las acciones que tomarían en contra de sus clientes.

Viví desde un lugar privilegiado la transformación de la banca, que pasó de ser un gravísimo problema para los mexicanos a ser, a partir de este siglo, uno de los más grandes motores de la economía nacional.

Quizá las dos mejores anécdotas de aquella época son mi insistencia en que Marcos Martínez sería el director de la fusión entre Serfin y Santander, y que BBVA le ganaría a Banamex la compra de Bancomer.

Mi padre, José Alfredo Páramo, todos los días me decía que sus alumnos de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, donde estudié en la generación 1984-88, decían que era el único periodista que defendía estas notas. En ambos casos tuve razón.

GRACIAS

La mejor parte de mi carrera la he vivido en Grupo Imagen, donde ya llegué como un periodista formado, un hombre hecho. Es el lugar donde, sin lugar a ninguna duda, he logrado desarrollar todo mi potencial como periodista en radio, televisión y en el periódico.

Muchas gracias, admirado Olegario Vázquez Aldir, por la continuada confianza, por hacerme parte de la más grande transformación en los medios de comunicación. A ti,
Ernesto Rivera, por la generosidad con la que siempre me has tratado en lo personal y en lo profesional, es un tesoro el respeto que tienes por mi trabajo. A ti, Mario Pintos, por los consejos oportunos, por pláticas que mejoran el análisis superior. Querido compadre Nacho Anaya, mi vida no sería tan feliz si no contara con tu paciencia, no sé cómo pagar que siempre estás para mí.

Gracias a los muchísimos compañeros de Grupo Imagen y Excélsior. En especial a Pascal Beltrán del Río, director editorial del Periódico de la Vida Nacional. A todos esos contactos directos con personal administrativo y redacción (especialmente al equipo de Lorena Rivera), sin duda, enriquecen y hacen feliz mi vida. Las pequeñas pláticas y los chistes son un privilegio de vida. Tener compañeros como Paul Lara o Israel Bermúdez, quienes pasan la línea del deber en favor del equipo, es mi privilegio. 

Durante esta carrera hay personas con las que me he cruzado en diversas ocasiones. Luis Enrique y Maricarmen, que fueron mis primeros jefes y ahora son mis colegas en Excélsior. Comencé a hacer televisión en CNI Canal 40 por invitación de Ciro Gómez Leyva, quien,
11 años después del fin de ese canal, se encargó, junto con el generoso Ernesto Rivera, de que fuera parte de Imagen Noticias, una de las mejores experiencias de mi vida. A ti, Ciro, muchísimas gracias por ser el primer interesado en dejarme ser.

FUTURO

Voy a seguir en el periodismo financiero porque es para lo que Jesucristo me dio talento, porque me gusta, porque si mi hija Matilde sigue con esta vocación, quiero ser su colega o su competidor; porque quiero que mi pequeño hijo Caleb pueda ver muchos años a su padre realizar la profesión que le hace feliz, que le ha dado de comer desde que estaba en la universidad y sin la cual sería muy difícil de explicar.

Fuente: dineroenimagen.com