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·         Comienza la Guelaguetza, la celebración étnica más importante de América Latina.

 

·         Comparten con calidez su gueza, a través de productos cosechados en cada una de sus regiones como el mezcal y curado de frutas.

 

Dio inicio la Guelaguetza en Oaxaca. La celebración se vive en cada rincón de la ciudad, en sus calles empedradas y de cantera, en sus edificios históricos, templos y mercados; los cuales se llenan de folklor y felicidad con el paso de los integrantes de sus delegaciones del estado que el próximo lunes 21 de julio compartirán con México y el mundo sus jarabes, danzas y sones, acompañados por bandas de música de viento.

 

A través del desfile de las ocho regiones del estado, se marcó el inicio de la edición 82 de esta máxima fiesta que cada año da constancia de porqué es considerada como una de las celebraciones étnicas más importantes de América Latina.

 

En punto de las 18:00 horas, el toque de la chirimía y los tambores de los Valles Centrales, con su sonido tradicional invitaron al pueblo y visitantes a ser parte de la fiesta. La Diosa Centéotl, Jacqueline Rosario Reyes Sarabia, representante de Santo Domingo Tehuantepec, encabezó el recorrido que partió del Jardín Conzatti, para después descender sobre  la Avenida Juárez, Abasolo y Macedonio Alcalá, hasta llegar al zócalo de la ciudad.

 

Seguida de las chinas oaxaqueñas que con sus canastas adornadas con flor inmortal y totomoxtle, el ondeo de sus faldas atraía el lente de las cámaras de visitantes locales, nacionales y extranjeros que deseaban conservar un grato recuerdo de las mujeres vallistas.

 

Las y los bailarines contagiaban de alegría y fervor a las y los paseantes y les compartían con calidez su gueza, ya sea a través de productos de su región o un trago de mezcal y curado de frutas de temporada.

Ataviados con sus trajes regionales que reflejan la riqueza cultural, natural y arquitectónica de sus pueblos las delegaciones de El Espinal, Juchitán de Zaragoza, Huautla de Jiménez y los representantes de la tierra de “los jamás conquistados” provenientes de Santa María Tlahuitoltepec, mostraban los pasos heredados por sus antepasados.

 

Altivas y orgullosas, las mujeres de Pinotepa Nacional siguen con la fiesta, al compás de sus versos y ostentoso zapateado; el Jarabe Chenteño es representado por la delegación de San Vicente Coatlán.

 

La majestuosa danza de la Pluma, fue compartida por los bailarines de Cuilapam de Guerrero, que con gallardía mostraban los penachos que evocan la defensa de sus raíces ante la conquista de los españoles.

 

Como era de esperarse, las jóvenes de San Juan Bautista Tuxtepec cautivaron con sus pasos, el baile de la Flor de Piña. A su marcha, los turistas nacionales y extranjeros no desaprovecharon la oportunidad para tomar fotografías que mostrarán a familiares y amigos a su regreso a casa.

Por momentos, las calles se impregnaban del olor a poleo, del mezcal y de la singular algarabía que demuestran que Oaxaca está de fiesta y dispuesta a compartir con México y el mundo sus tradiciones y su folclor.

 

A pesar de que la delegación de Huajuapan de León, inundó de melancolía el ánimo de las personas que al lado de las y los bailarines mixtecos corearon la Canción Mixteca, escrita por el compositor José López Alavés, las espuelas de los Rubios de Juxtlahuaca, imponían el fuerte zapateo de los arrieros de la región. Luego fueron reconocidos por su látigo atronador, luciendo grotescas mascaras, sus chaparreras peludas y chamarras de piel.

 

Desde uno de los balcones de los edificios del zócalo de la ciudad, el Gobernador Gabino Cué Monteagudo y acompañantes disfrutan de los pasos y algarabía de las delegaciones de las  etnias de Oaxaca.

 

La explanada de la Alameda de León y el zócalo de la ciudad se encontraba abarrotada de personas. Las notas de las bandas, que eran acompañadas con cohetes y torito pirotécnicos, retumban en las paredes de las calles y avenidas principales de la ciudad.

 

Todos coreaban y bailaban gustosos cada una de las coreografías de las agrupaciones, mismas que con júbilo danzaban y se unían a los festejos de la Guelaguetza.