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• Su nombre era Susana, su oficio poeta.
• Berta Cáceres, un nombre más en el martirologio femenil.

DEDICATORIA: ROSALINDA NURICUMBO LINARES, ¡FELIZ CUMPLEAÑOS!

¡PIDO LA PALABRA! Desde esta tribuna periodística para decirte que golpes, insultos, vejaciones, lágrimas, es el drama diario que viven mujeres. Infierno sobre la tierra. Pesadilla que sufren estando despiertas. El “Día Internacional de la Mujer” fue el tema de esta semana del Programa Radiofónico Voz, Educación y Comunidad del CSEIIO, que transmitimos los sábados y domingos de 7:00 a 8:00 horas.
Viene a la memoria el caso de Susy, así la llamaba la autora de sus días, que una noche la vio partir pero no regresar.
Su oficio era ser poeta. Y con la poesía como arma enfrentó la bestialidad de los victimarios de Ciudad Juárez. Ni una muerta más, dijo, y también la asesinaron. Ella hacía de su inspiración barricada contra la bestialidad. Voz que no apagaron, su poesía vive: NI UNA MUERTA MÁS. Berta Cáceres también cayó de noche, los victimarios de ella y de Susana son enemigos de la luz.
Berta, hondureña, guerrera, es otra víctima del largo catálogo de luto de las mujeres. Defender la vida de los bosques y de la naturaleza, le costó la propia.
Muchas amenazas había recibido, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos le había solicitado su protección policial al gobierno de Honduras.
Susana Chávez y Berta Cáceres, dos asesinatos que conmueven, que indignan, que irritan. A Susana tiene seis años que la mataron, a Berta tan sólo unos días.
El poema “Sangre” de Susy, está contenido en el libro “Canto a una ciudad en el desierto”. En su prólogo dice: “Representa un grito de fuego desde el corazón de la poesía contra la violencia que adquiere múltiples formas, entre ellas las más inadmisible: los asesinatos de cientos de mujeres. La frontera del norte mexicano es una vieja cicatriz y no sanará hasta que no haya ni una muerta más”.
El poema es de Martín Martínez dedicado a Susana Chávez, y dice así:
Tu muerte llegó a mí con aleteos pavorosos
un vacío gigantesco se apoderó de mi esencia
y todos los relojes, todas las manecillas,
todos los tiempos lloraron conmigo.
Susana, poeta amada, conocimos a tus asesinos
pero aún así pregunto aterrado quién te mató
quién ordenó tu agonía de mujer dulce
quién ordenó tal afrenta contra el arco iris, quién.
Mi espíritu se convulsiona, estallan en mí tantas lágrimas incrédulas
Susana, amada poeta, me duele saberte atrapada, delicada colibrí
entre las manos obscenas y vejatorias de los que ordenaron tu muerte
para callarte, para detener tu sangre latiendo por las ausentes.
Mi equilibrio humano se parte, es envuelto por sombras
golpeado por duras piedras que manchan mis letras, hieren mi ternura
cortan mis labios y me hacen sentir tan desamparado
en este mundo dominado por la corrupción y la lujuria.
Todo es tan horrendo, rasga tan despiadadamente mi carne
¿Por qué te mataron? Por defender a tu pueblo ¿Por qué se ensañaron contigo que eras dignidad poética? por gritar ¡Ni una muerta más!
Monstruos lúgubres cortaron tus alas, compañera
mi corazón está desnudo
entonces arrastro mis manos contra mis ojos
para llorar tembloroso por ti poeta hermana.
¡Malditos, mil veces malditos, quiero arrojarme contra ellos y arrancarles los ojos!
quiero mutilarlos como ellos han mutilado
quiero hacerlos sufrir tan horrenda muerte porque sus manos impuras
profanaron tu cuerpo de niña cristalina
Susana, siento espeluznante vértigo, no quiero odiar así, no quiero asesinar así.
Tengo miedo y lloro y grito y tiemblo solo, solo
¿Qué dios se compadecerá ante la muerte de una poeta?
¿Qué dios llorará con nosotros y vengará tu sangre?
Silencio, silencio, déjenme llorar como poeta, silencio.
Déjenme odiar como poeta
blasfemar como poeta
déjenme lanzar mi mensaje de malos presagios contra los funestos
¡han atentado contra los poetas!
Mi corazón está astillado
soy pájaro atrapado por la penumbra
soy pájaro que busca luz
soy poeta que tiembla ante tu muerte.
El aire me falta
la catástrofe muestra los sarcófagos
en los que quieren arrojar a los poetas
¡Caminemos hacia la Patria!
Susana, arrodillado y en llanto te envío mi estrella
mi amor, mis días luminosos
mi paz y mi guerra
mis letras que odian a los asesinos.
Que el viento te guarde en nuestros corazones
que el crepúsculo te nombre todas las mañanas
que nadie olvide tu cabello alzado por el viento de la fe
que todos sepan que tú, poeta, moriste para que otras vivieran.
Susana Chávez, amada hermana
poeta cristalina y colibrí
te quiero siempre en mi memoria,
te quiero.

CONTINUARÁ 1 DE 3.

• DIRECTOR DEL PROGRAMA RADIOFÓNICO VOZ, EDUCACIÓN Y COMUNIDAD DEL CSEIIO. maldonado3001@hotmail.com

 

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