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Publicado el Jueves, 13 Abril 2017 12:31
Escrito por Sandra Godoy

La ofensa hacia los sentimientos religiosos es un delito tipificado en numerosos códigos penales europeos y occidentales desde hace muchas décadas. Sin embargo, son muy pocas las ocasiones en las que este tipo penal ha sido invocado con cierto éxito.
Ni siquiera en el caso de la concejal portavoz del Ayuntamiento de Madrid, Rita Maestre, que irrumpió en una capilla semidesnuda durante sus años universitarios, acción de la que ha salido indemne.

En España, otros muchos ataques a los sentimientos religiosos o han quedado impunes o, en todo caso, han sido organizaciones de la sociedad civil las que los han denunciado ante la pasividad de los poderes públicos en los últimos años: la exposición de Abel Azcona en Pamplona, las pseudoprocesiones feministas en ciudades como Sevilla, Málaga o Madrid, o el montaje ganador del concurso de Drag Queen de Las Palmas.
Lo mismo ha sucedido en toda Europa. Desde hace décadas, apenas se han aplicado las normas que, en teoría, protegen la libertad religiosa y castigan a quienes violan los derechos de los creyentes, mayoritariamente cristianos.

Sin embargo, se está empezando a juzgar y condenar a ciudadanos que, de una u otra manera ofenden a la religión… siempre que sea la creencia mahometana.

Así se desprende de un análisis publicado recientemente por el Gateston Institute, que ha recogido indicios que apuntan a esa conclusión en Dinamarca, Noruega, Gran Bretaña o Canadá.
Por primera vez desde 1971, Dinamarca va a juzgar a un ciudadano bajo la acusación de blasfemia, después de haber quemado un Corán en su jardín y publicarlo en sus redes sociales con el mensaje: «Tenga en cuenta a los vecinos, apesta cuando arde».

A juicio del fiscal general danés, Jan Reckendorff, «la quema de libros sagrados como la Biblia y el Corán implica en algunos casos una vulneración de la provisión sobre blasfemia, dedicada al escarnio o desprecio público contra una religión. La fiscalía opina que dadas las circunstancias de este caso, se debe procesar para que los tribunales tengan la oportunidad de adoptar una postura sobre el asunto».
La mención a la Biblia, sin embargo, tiene más de disimulo que de realidad, puesto que los poderes públicos nada hicieron cuando en 1997 la radio pública danesa contrató a un ‘artista’ para que quemara una Biblia, acción que fue luego transmitida por la televisión pública, sin que nadie resultara encausado pese a las protestas y a que la Fiscalía lo investigara.

En Gran Bretaña, se han dado casos de procesados y condenados por ofensas religiosas pero siempre en el caso de que la creencia despreciada haya sido la islámica. Así, en 2011 un hombre fue enjuiciado y condenado por quemar otro Corán a 70 días de prisión.
En la misma línea, el Gateston Institute recoge al menos dos caos de arrestos similares en 2010 (seis detenidos, quema de un Corán) y 2014 (un detenido de 19 años por morder, arrojar a un retrete y quemar un Corán).

En Noruega, por su parte, la idea de la blasfemia como delito fue eliminada del Código Penal en el año 2005. Sin embargo, los musulmanes están presionando para su reinstauración, hasta el punto de que el 7% de ellos incluso reclama la pena de muerte que se aplica en países como Pakistán o Arabia Saudita.
El gobierno noruego no ha reaccionado a estas exigencias por el momento. Pero en Canadá sí se está cediendo a presiones similares.

El pasado año, el Parlamento Provincial de Ontario, aprobó por unanimidad una moción contra la islamofobia en febrero en la que se reclamaba al Gobierno que «se posicione contra todas las formas de odio, hostilidad, prejuicio, racismo e intolerancia; que muestre su repulsa a (…) la creciente ola de retórica y sentimientos antimusulmanes» y «condene toda forma de islamofobia». Ni rastro de una similar respecto a la cristianofobia.
Por la misma senda ha caminado el Parlamento Nacional del país norteamericano, quien, a petición del Foro Musulmán Canadiense, vinculado a los radicales Hermanos Musulmanes, aprobó el pasado mes de octubre por unanimidad una moción contra la islamofobia.

Fuente: mediterraneodigital.com