Moisés MOLINA

“No puedo hablar. Yo espero que el INE resuelva el asunto, ponga orden porque no quiero que me infraccionen. No quiero tampoco para que no se respete la norma … todos los precandidatos están obligados a guardar silencio … parece que no respetan”.
Estas fueron las palabras exactas con las que Andrés Manuel López Obrador vuelve a exhibir su profunda ignorancia sobre temas que obligadamente deben conocer todo pre candidato a un cargo de elección popular (no se diga los presidenciables).
Y es que no hay discusión, no existe nada respecto de lo cual el INE tenga que “poner orden”. Los candidatos no están, de ninguna manera, obligados a guardar silencio. Al contrario, México necesita hoy, más que nunca, el libre debate de las ideas para formar ciudadanía; debate que no necesariamente tiene que ver con la violación de preceptos legales en el periodo de intercampañas.
Si bien hay reglas precisas que se deben respetar enunciadas por la ley y explicadas por el INE en su sitio de internet, la regla general es clara y muy sencilla: QUE SE RESPETE LA EQUIDAD Y QUE NO EXISTAN LLAMAMIENTOS AL VOTO.
Fuera de ahí, la salvaguarda de las libertades está garantizada, sobre todo aquella que tiene que ver con la LIBERTAD DE EXPRESIÓN de candidatos y precandidatos, así como de MEDIOS DE COMUNICACIÓN para ejercer su labor periodística al REALIZAR ENTREVISTAS.
Al respecto el máximo órgano de organización de las elecciones es claro:
“Los medios de comunicación podrán realizar entrevistas y difundir piezas noticiosas sobre los partidos políticos, coaliciones, precandidatos y candidatos postulados, con respeto absoluto a la equidad…”
El hecho de negarse a dar entrevistas disfrazando esa negativa de respeto a la ley no es otra cosa sino el miedo a dar un paso en falso por ignorancia o una imperdonable desatención hacia quienes buscan atingentemente información clara, puntual, oportuna y objetiva para compartirla con las audiencias.
Cuando esto no se consigue por ignorancia o por egoísmo de quienes, como figuras públicas están obligadas moralmente a informar sin llamar al voto, las que pierden son la democracia y las libertades asociadas a la de informar.
Las intercampañas no son en absoluto un periodo de silencio, ni de enclaustramiento sino más bien de reflexión y diálogo interno de los partidos que debe al mismo tiempo ser oportunidad para que los partidos y precandidatos eleven el nivel del debate.
Digo lo anterior por una razón fundamental.
¿Cuál es el origen de las campañas negras? ¿En qué se inspiran? ¿Cuál es su motor? La respuesta es unánime y sencilla: GANAR PREFERENCIAS ENTRE EL ELECTORADO llamando no solamente al voto a favor sino también y privilegiadamente al VOTO EN CONTRA.
Los participantes se lapidan para ganar lo que otros pierden.
Si en el periodo de intercampañas, lo que se prohíbe en esencia son los llamamientos al voto ya sea a favor o en contra, para darle sentido y contenido, lo que queda es el debate de altura respecto del proyecto de nación que tienen todos los partidos o las coaliciones.
Si en las precampañas primero son los nombres y después los proyectos, en las intercampañas es a la inversa: PRIMERO EL PROYECTO.
@MoisesMolina