POPULISMO EN EL INE LA X EN LA FRENTE
Moisés MOLINA
Videos o cartas han sido últimamente puentes de preocupación y malestar por parte de los empresarios más importantes de México hacia sus empleados respecto de la elección presidencial.
Y desde luego Carlos Slim quien puso de manifiesto su desacuerdo con la postura obradorista respecto de la construcción del nuevo aeropuerto.
A la lista hay que sumar a Alejandro Ramírez de CINEPOLIS, a Eduardo Tricio de Grupo Lala y accionistas de Coppel.
En cualquier proceso electoral, en cualquier parte del mundo que se precie de ser democrática el jugador número 12 es el electorado, no el árbitro.
Escribo lo anterior en atención a las recientes declaraciones que, para los diarios La Jornada y El Universal, dio Lorenzo Córdova, presidente del Consejo General del Instituto Nacional Electoral.
Y es que se metió en camisa de once varas al poner en tela de juicio el pronunciamiento público que los empresarios hicieron por separado contra la opción populista en esta elección.
Sus razones tuvieron y las expresaron. Fueron a tal grado convincentes que sacaron del closet al presidente del INE. No pudo más y sacó a relucir el AMLO que lleva dentro.
Lo que menos necesita México en estos momentos es un árbitro electoral jugando a favor de algún candidato o en contra de la ciudadanía; y las sospechas levantadas por el consejero presidente apuntan en ambos sentidos.
Al margen de apasionamientos hay que dejar en claro que los empresarios no por serlo dejan de ser ciudadanos, y como tales tienen absoluta libertad de expresión en función de sus intereses que son en buena medida los intereses de esa enorme franja de México que se beneficia de su presencia y que se traduce en inversión, empleos, estabilidad y dinamismo económico.
Los empresarios están en todo su derecho de compartir sus puntos de vista con sus empleados.
Tal parece que Lorenzo Córdova no tiene claro cuál es su papel en esta elección. No está a la altura de este momento histórico.
Se está comportando como chivo en cristalería, primero dándole un tour tomando del brazo a Porfirio Muñoz Ledo por las instalaciones del INE y ahora queriendo innecesariamente atraer reflectores queriendo dar cátedra de ética política y de responsabilidad social a un grupo de empresarios que no por ser acumuladores del gran capital deben ser marginados de la toma de decisiones y cancelados sus elementales derechos.
A Córdova solo le faltó amenazarlos.
La cosa es simple y sencilla. Si hay delito a perseguir, que el mismo Córdova lo denuncie. Si no hay delito, pues que deje de jugarle al catecista de los empresarios.
Si no es “ilegal”, no es “indebido”.
Cabe preguntar a Lorenzo Córdova desde Oaxaca: ¿Por qué la postura clientelar de la dirigencia de la Sección 22 que está en abierto proselitismo a favor de López Obrador no le ha merecido ninguna mención?
Hoy filosofa en torno a los límites a la libertad de expresión de los empresarios al momento de “recomendar” que no voten por el “populismo”, pero no recuerdo haberlo visto o leído el día en que activistas de la CNTE irrumpieron violentamente en un evento de José Antonio Meade en Puerto Escondido a mediados de abril.
El papel del INE en el juego de la democracia debe ser considerado de tal manera que se note lo menos posible.
Es una institución tan noble que su principal parámetro es la notoriedad: si su trabajo sale bien, no se nota; se nota cuando sale mal y hoy su consejero presidente se está dando a notar en demasía.
Sería interesante escuchar qué piensan sus compañeros consejeros.
@MoisesMolina