Por: Enrique de la Madrid

México está lleno de retos y cosas por mejorar, que nos duelen y que nos molestan. Cada uno de estos retos es una oportunidad para que construyamos juntos un mejor país.

Los gobiernos tienen la responsabilidad de confrontar los problemas públicos, desafortunadamente, los problemas públicos son tantos y tan complejos que el gobierno sólo no tiene la capacidad de resolver todo aquello que nos aqueja. 

No obstante, las empresas, la academia y, especialmente los ciudadanos, tenemos un gran potencial para cambiar aquello que no nos gusta de nuestra sociedad y todos juntos trabajar para lograrlo. 

Somos más de 85 millones de mexicanos con 20 años o más, mientras que la Secretaría de Trabajo expone que únicamente 2.5 millones de mexicanos trabajan en el gobierno, es decir, la gran mayoría de la fuerza productiva de México está fuera del gobierno.

Todos tenemos el potencial de cambiar nuestro entorno, desafortunadamente muy pocos se creen capaces de lograrlo y aún son menos los que lo intentan, pero enfrentamos tantos retos que necesitamos muchos más emprendedores sociales y agentes de cambio.

El emprendimiento social es un negocio económicamente rentable, pero cuyo objetivo no se limita a generar la mayor cantidad de dinero posible, sino que busca combatir algún problema social, normalmente se preocupan por sus empleados, sus proveedores, sus clientes y el medio ambiente, no sólo por sus accionistas. 

Hace poco platiqué sobre esto con Carolina Nieto, Directora Ejecutiva en Ashoka México, una organización que empezó ayudando a todos los que querían ser emprendedores sociales para que alcanzaran sus metas, pero cómo enfrentamos tantos retos, ahora impulsan que todos seamos agentes de cambio, que mejoremos de alguna forma la sociedad a la que pertenecemos.

Ambos lamentamos que mucha gente desafortunadamente se resigna a aceptar la vida como es, tal vez ha intentado cambiar las cosas y no ha podido, pero aunque es cierto que hay cosas a las que debemos adaptarnos en el corto plazo, como el hecho de que el cambio climático traerá lluvias más intensas o que muchos proceso se están digitalizando, hay cosas en la vida que nos molestan y no tienen por qué ser así, podemos y debemos cambiarlas, sin esperar que lo haga un gobierno o grupo social. 

Todos podemos “contribuir con nuestro granito de arena”, eso es algo positivo, no obstante, también quiero remarcar que hay un tipo de proyectos que cambian radicalmente las sociedades a las que pertenecen, las llamadas Scaleups.

Estos son emprendimientos que crecen de forma masiva hasta convertirse en empresas gigantescas, ejemplos recientes de ello son Uber, Airbnb, Netflix o Amazon, que en su momento tuvieron un crecimiento vertiginoso y terminaron por cambiar a la sociedad. 

Una de las mayores consecuencias del éxito de las Scaleups es la creación de miles de empleos muy bien pagados, algo que hace falta con urgencia en México. Por ejemplo, Amazon tiene más de un millón y medio de empleados, además, el salario promedio para alguien que empieza a trabajar en Amazon es de 18 dólares por hora, aproximadamente 9 veces más de lo que gana el mexicano promedio.   

Recientemente platiqué de esto con Vincent Speranza, Director General de Endeavor México, una organización sin fines de lucro que precisamente ayuda a muchos emprendedores a crecer de forma acelerada porque quieren ayudar a que estas empresas cambien para bien al mundo. 

Vincent me comentó que, para que una empresa crezca de forma acelerada y sostenida en el tiempo, por lo general se necesita una innovación tecnológica. 

México necesita más emprendedores, pero especialmente necesitamos emprendedores que busquen hacer crecer sus empresas lo más posible, que las microempresas se vuelvan pequeñas, que las pequeñas se vuelvan medianas, las medianas grandes y las grandes globales, porque sólo así se crearán los millones de empleos bien pagados que necesitamos los mexicanos.

Las empresas que permanecen pequeñas a lo largo de los años son positivas porque crean empleos, pero no logran incrementar aceleradamente el salario de sus trabajadores. 

También platiqué con Vincent de lo difícil que es emprender porque se sufren muchas complicaciones en el camino, por ello, los mejores emprendedores son como misioneros, están fuertemente decididos a cambiar algo en la sociedad y con esa convicción son capaces de soportar todas las adversidades hasta triunfar, especialmente todos los rechazos, las puertas cerradas y las invitaciones a que renuncien. 

Vincent me dijo que en México castigamos muy fuerte el fracaso, pero deberíamos premiar el intento. Somos una sociedad dura con quienes buscan hacer algo de forma diferente, cuando ese es uno de los motores de la innovación, además que “Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes”.

México es un país lleno de retos y de ineficiencias, pero detrás de cada reto hay una oportunidad de negocio y de mejorar las cosas. Así hay que verlo, más que como un obstáculo, como una oportunidad.