• El Tri terminó en segundo lugar del Grupo F
  • Avanzó a octavos de final por séptimo Mundial consecutivo
  • Enfrentará a Brasil en Samara el 2 de julio

Por Martín Langer, con México.

México-Suecia. Minuto 89. El Tri, sin mostrar el brillo de sus partidos anteriores, caía 3-0 ante los escandinavos. La afición azteca no dejaba de alentar a los suyos, pero lo hacía sin su energía habitual, apocada por los goles recibidos, y el escalofrío de saber que podían quedarse fuera de la Copa Mundial… el destino ya no estaba en sus manos.

Tras el pitazo final, los jugadores suecos celebraron su clasificación. Los mexicanos deambularon unos minutos en estado de shock por el césped…

De pronto, por las tribunas de la Arena de Ekaterimburgo empezó a levantarse un murmullo. “¡Gol de Corea!”. Y el murmullo se transformó en grito de fiesta.

Había ocurrido un milagro. La República de Corea, que salía en el papel de víctima segura ante el campeón del mundo, Alemania, se había convertido en su verdugo. Y México respiraba con alivio.

Los jugadores, reflejo de la tribuna

El Tri se quedó en la cancha por unos minutos para agradecer a sus fans, y sacudirse la sensación. Al entrar al vestidor, sus caras reflejaban una mezcla de decepción y alivio.

“Se avanzó, que es lo más importante”, declaró el defensor Carlos Salcedo, “no de la forma que hubiéramos querido, por supuesto, pero cumplimos el primer objetivo, que era estar en la segunda ronda”.

Para el mediocampista Marco Fabián, el resultado debe ser un aprendizaje. “Tenemos que analizar bien lo que se hizo mal, porque no se puede repetir. Otra actuación así significaría estar de regreso en casa antes de lo que quisiéramos”.

Los aficionados aztecas salieron del estadio gritando: “Corea, Corea”; los futbolistas queriendo enterrar allí el resultado de Suecia.

Recomponerse

“Es un balde de agua fría, obviamente. Sabemos que ni cuando le ganamos a Alemania éramos los mejores ni ahora somos los peores. Es un equilibrio que siempre hemos tenido y que nos ha ayudado mucho”, comentaba Salcedo.

Equilibrio y ecuanimidad. Valores fundamentales en momentos emocionales. Y por ello, Salcedo defiende que, por la derrota ante Suecia, no se puede echar en saco roto lo hecho en los partidos anteriores. “Sabemos lo que estamos haciendo bien. Conocemos nuestras cualidades y eso nos servirá sin duda en el próximo partido”.

“Hay que dar la vuelta a la página”, afirma Fabián con firmeza. “Todo el Mundial hemos pensado en cada rival al día siguiente de haber acabado nuestro partido, y esta vez con más razón. Obviamente hay que corregir errores, pero ahora nuestra mente tiene que estar enfocada 100% en el equipo al que enfrentemos”.

Y enfrentarán, nada menos, que a Brasil.

De la decepción, al alivio. El siguiente paso ha de ser la convicción. La confianza de ser capaces de sorprender al pentacampeón. Y dadas las circunstancias de Rusia 2018, ¿quién se atrevería a descartar a los muchachos de Juan Carlos Osorio?