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Por: Gildardo Mota

Con los primeros rayos del sol ayer por la mañana llegó una mala noticia a mis oídos: el fallecimiento de Rafael Emilio Bermúdez Santiago.

Y en pocas horas del dolor que causa la partida de un ser querido y admirado pasé a la indignación, aquel hombre que en vida hizo del periodismo independiente su bandera y convicción, hoy en muerte recibía arreglos florales y palabras vacías por parte de actores del Gobierno del Estado.

Me quedó claro que para los integrantes de la clase en el poder vale más un periodista muerto que vivo. Tras un largo andar, el periodista culmina convertido en un ramo de flores.

Los amigos y familiares de Rafael Bermúdez abrigan su cuerpo, cantan su partida porque las lágrimas no alcanzan, recuerdan anécdotas ante una mesa cuadrada, aquella mesa que  muchas veces compartió Rafael poseído por el espíritu de la bohemia y que la abandonaba en tiempo y forma ante el choque de conceptos ideológicos con su frase célebre: “como decía mi abuelita, si ya se van a soltar los madrazos, denme los míos porque ya me voy”.

Estoy en la capilla Imperial de la funeraria Núñez Banuet, alcanzo a escuchar un singular y conocido chiflido: “fi, fi, fi”. Ya por los pasillos de la funeraria se oye: “Negro, mi negro, ya llegué”. A la mesa en donde departen periodistas independientes llega Rafael, lo veo fuerte, alegre y bromista, deja un consejo muy a su modo: “no anden de nalgas prontas”.

¡Ay!. ¡Ay!. ¡Ay!. Se va Rafael, no sin antes decir: “la última y nos vamos, no… la última será en caminito al cielo”. Y así será.

A Rafael Bermúdez lo conocí en 1996, su ideología me atrapó, compartimos una misma forma de pensar, su corazón latió siempre a la izquierda, prefirió ser zurdo y no diestro, su inquietud y alegría fueron también dos cualidades que me atrajeron.

Incansable periodista, siempre lo observé portar fuerte y bajo el brazo el ejemplar del Semanario La Hora, su vida, como así consideró a su gran proyecto editorial, como en su momento lo fue Hora Cero.

Incómodo siempre a la clase gobernante, Rafael siempre portó su fúsil de papel, fue la voz de los que quisieron callar, fue voz de quienes no la tenían, defensor de las comunidades y los indígenas, del sindicalismo, del libre pensamiento… de la izquierda.

Rafael Bermúdez fue egresado del Instituto de Ciencias y Artes, hoy Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, se formó como contador, profesión que cambió por el noble oficio del periodismo.

Rafael fue corresponsal de los diarios nacionales La Jornada y Excélsior, fue director de la agencia Notimex en Oaxaca, Director de Hora Cero y Semanario La Hora, se convirtió en pionero del periodismo independiente con los dos últimos medios en referencia.

Parte en paz Rafael, aquí la clase gobernante lava afrentascon flores, tu familia y amigos te despiden con cantos, porque fuiste alegre y alegre te vas.

Hasta siempre camarada Rafael Bermúdez.