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Como de costumbre, la sociedad civil se volcó solidariamente a auxiliar a los más desprotegidos…

Por Sin desprecio

La cifra de muertos por el terremoto del jueves pasado ya es cercana a un centenar y se estima que el número de personas damnificadas incremente a más de dos millones.

Las escenas desgarradoras han aparecido como en todas las tragedias, haciendo más evidente la miseria, pues son siempre los más pobres los que resultan más jodidos en este tipo de situaciones.

Como si fuera por tino diabólico, las zonas más afectadas se localizan en los dos estados más pobres del país, Oaxaca y Chiapas, convertidos en pasarelas naturales de casi todos los secretarios de estado, gobernadores y funcionarios estatales.

El despliegue del Estado y la implementación del Plan DN-III a cargo del Ejército y la Marina no se hicieron esperar, así como el decreto de tres días de luto nacional por parte del Presidente.

Como de costumbre, la sociedad civil se volcó solidariamente a auxiliar a los más desprotegidos, las redes sociales durante el fin de semana se saturaron de centros de acopio, de mensajes de ayuda, de plegarias, buenos deseos y de una gran organización no gubernamental, la sociedad mexicana ponía nuevamente el ejemplo de cómo se pueden lograr las cosas con voluntad y corazón.

Bajo esa misma perspectiva fueron señalados como si fueran aves de rapiña o hienas carroñeras, el PRI nacional que ofrecía sus instalaciones como centro de acopio, el Senado de la República que dio datos de una cuenta bancaria para recibir donativos y el flamante gobernador veracruzano Miguel Ángel Yunes que mandaba despensas a las zonas afectadas en bolsas membretadas y vehículos utilitarios con la leyenda “Yunete”.

Los prototipos políticos más repudiados por la sociedad salieron a relucir y la respuesta no se hizo esperar, con mensajes como:

– “Primero muerto antes que donar a través del PRI Nacional”;

– “Preferiría incinerar cualquier tipo de apoyo en especie o monetario, antes que ponerlo bajo control de ustedes (PRI), pinches ratas insaciables”;

– “Qué poca madre tienes Yunes en querer sacar raja política de la desgracia”;

– “La nobleza de un acto solidario ante la desgracia, se la lleva el carajo cuando al mismo tiempo haces proselitismo político #Yunes #Yunete”.

Hasta una encuesta que decía así:

“Senadores piden donativos para tragedia. #Temblor ¿No deberían ellos poner el ejemplo donando un mes de su salario?”

Votaron 1,650 personas y el 96% con una respuesta afirmativa.

Pareciera que la sociedad tiene perfectamente claro quiénes son los políticos, cuál es su papel, su voracidad, falta de ética, moral y el nivel de corrupción que existe en el país, particularmente en el gobierno en turno.

La madre de todas nuestras tragedias, es una verdadera analogía de la corrupción que viaja en dos sentidos, una en el sentido literal y la otra porque tenemos que afrontarla con la misma fortaleza, ahínco, voluntad y corazón como hemos enfrentado todas nuestras tragedias por fenómenos naturales, unidos, hombro con hombro y codo a codo, esa es la única forma que tenemos para poder dar la batalla que pueda derrotarla.

No tenemos ningún impedimento legal, físico, sicológico y mucho menos sociológico para contagiar a la sociedad de este ímpetu que corre por nuestras venas y que hemos demostrado una vez más en este terremoto, esta lucha no sólo es indispensable por nuestro futuro, es una responsabilidad implícita por haberle permitido a la clase política, llegar hasta donde han llegado, avasallando y devorando, sin ninguna saciedad, todo a su paso.

Ya es hora, es momento de organizarnos y alinearnos, de enfrentarlos y decirles sin desperdicio…

¡Su tiempo ha terminado, ya basta de tanta impunidad!

Fuente: elmananerodiario.com