El exsecretario de Economía indicó que el tratado es una oportunidad para que México mantenga su posición como principal socio comercial de EU, siempre que se garantice el Estado de derecho y la competitividad del país.

POR JUAN CARLOS DÍAZ

Aunque los tratados comerciales son necesarios, no son suficientes para lograr un impacto transformador profundo, apuntó en entrevista Ildefonso Guajardo, secretario de Economía durante la administración de Enrique Peña Nieto y responsable inicial de la renegociación del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

“El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) transformó marcos legales para el mejor funcionamiento de la economía, por primera vez tuvimos una ley de competencia económica; una ley de protección a la propiedad intelectual y marcos referenciales para la inversión extranjera, que daban seguridad a los inversionistas, pero hay otros temas de seguridad, marco jurídico y Estado de derecho que no han tenido el mismo nivel de transformación”, dijo.

Guajardo consideró que el TLCAN se ‘sobrevendió’, ya que se le quisieron otorgar muchos logros y demasiadas cosas que no se podían alcanzar simplemente con la apertura, sino que se debía tener una conducta pública que coadyuvara a esa transformación.

Aun así, el exsecretario agregó que el T-MEC, por sí mismo, es una gran oportunidad para que México mantenga su posición como principal socio comercial de Estados Unidos, siempre y cuando se garantice el Estado de derecho y la competitividad del país.

“Si tomamos decisiones que desalienten la inversión, que generen incertidumbre en el marco jurídico, en el Estado de derecho, eso va a ir en contra de nuestra capacidad de atraer inversión, el T-MEC representa la oportunidad, pero depende de nosotros poder capitalizarlo”, indicó.

Guajardo puntualizó que lo más importante del tratado es que ciertos productos requieren más contenido regional originario de América del Norte para poder solicitar un tratamiento arancelario cero.

“Ya no solo va a haber un contenido de 62 por ciento de América del Norte, ahora queremos un 75 por ciento. Ahora, de ese 75 por ciento también va a haber requisitos de que ciertas partes fundamentales, transmisión, ejes en tu auto, tienen que ser fabricados en América del Norte y 70 por ciento del acero tiene que ser producción mexicana. Esto te va a jalar procesos productivos”, describió el exfuncionario.

Respecto a cómo la pandemia podría afectar los procesos productivos, el extitular de Economía señaló que el COVID-19 provocó una reingeniería de los procesos globales.

“El mundo se había convertido en una gran planta manufacturera, pero ahora con la incertidumbre de pandemias de esta naturaleza se van a tratar de hacer sistemas más seguros de producción que estén más cercanos a tu mercado”, detalló.

Para Guajardo, pareciera ser que el TLCAN estuvo diseñado previendo que iba a existir una emergencia de esta naturaleza, “que nos iba a llevar a depender menos de la probabilidad de larga distancia y acelerar la proveeduría regional”.

En voz del especialista, una de las grandes ventajas que tiene el T-MEC es que se alinea a los nuevos tiempos que está definiendo la pandemia, con el que se podrá reducir el riesgo en cadenas demasiado globalizadas de valor. 

Agregó que otro punto a favor del T-MEC es que a partir del TLCAN, los gobiernos comenzaron a incorporar agendas progresivas como derechos ambientales y laborales, y aunque hace 26 años se incorporaron como acuerdos paralelos, no se contaba con un mecanismo de solución de controversias que garantizarán su cumplimiento.

“Sin embargo, casi tres décadas después o dos y media después, los legisladores del Congreso no iban a aceptar lo que se quejaron hace 20 años, que NAFTA no tenía dientes en la parte progresista”, recordó.