Moisés MOLINA

Todos los gobernantes comunican, posicionan. 

Lo que la ciencia social llama “el discurso político” es importante siempre.

Cuando los hombres de poder hablan, nos permiten saber de qué están hechos, cuáles son sus convicciones, sus valores, sus principios, sus creencias.

La cultura política es constructo que encuentra sus puntos más álgidos en los gobernantes, porque de sus virtudes o sus defectos preceden sus pensamientos, sus pensamientos preceden sus palabras y sus palabras van detrás de sus decisiones.

Decía Alfonso Reyes que hay momentos en que el pulso de la patria parece intensificarse y pide buscar en los hechos una razón espiritual.

Nuestro presente tiene el pulso muy acelerado por la confrontación y la polarización, que son cosas distintas.

Ningún gobernador hay que, como Alejandro Murat, defienda la causa del sur en este país donde la desigualdad se desgrana de las regiones a los individuos. 

Hay que decirlo: Alejandro Murat es la voz del sur y del sureste.

En esta nueva visita presidencial lo dejó claro ,en una defensa abierta más hacia Oaxaca y hacia el sur que hacia el Presidente.

Le agradeció al Presidente su entereza y su vocación indeclinable para que Oaxaca y el sureste puedan ser de una vez y para siempre la tierra de las oportunidades y de la prosperidad digna de su riqueza cultural, natural e histórica.

Le regaló, desde Oaxaca, a los gobernadores que usan al pacto fiscal como arma de guerra electoral, lo que dijo Otto Von Bismark, el gran artífice de la primera unificación alemana:

“Mientras el político piensa en las próximas elecciones, el estadista piensa en las siguientes generaciones” y los invitó a comportarse como estadistas.

El actual momento de México obliga a la igualdad, pero reconciliada con la justicia.

Y al margen de cualquier discusión hoy yo veo a un Presidente dispuesto a pagar la deuda histórica que la federación tiene con el sur, a las nuevas generaciones de mexicanas y mexicanos que están naciendo en esta parte del país.

No entienden que a la patria la construimos todas y todos y que no podemos dejar a nadie atrás. Que todo el país se ponga en nuestro lugar.

Alejandro Murat dijo a los ojos y a los oídos de México que el centro, el bajío, el norte y el occidente ya tuvieron su momento y lo aprovecharon.

A mí, como a él, me da gusto que hoy sean regiones prósperas protagonistas del crecimiento y el desarrollo nacional.

Pero lo dijo claro: fue gracias a su posición geográfica, a las bondades del federalismo y a la voluntad de los Presidentes en turno.

Así le vino el turno al Valle de México, después de la crisis del petróleo de la década de los 80’s. 

Fue aquella decisión presidencial con el Modelo de Industrialización Orientado a las Exportaciones, la que hizo posible que la zona metropolitana capitalizara, junto con los estados del norte, la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio en 1994.

Luego, le vino el turno al bajío.

Y así nació, con toda la voluntad presidencial que hizo posible un fideicomiso, el Corredor Industrial del Bajío a finales de los 90’s.

Y ese megaproyecto ya estaba precedido por la llegada, desde 1984, de las grandes ensambladoras de la industria automotriz, hasta nuestros días.

Hoy el bajío  se ha ganado la consideración de ser uno de los centros manufactureros más grandes de toda América del Norte y es también el nodo de la aeronáutica y de la industria metálica básica del país. 

Hoy son los tiempos del sur con un Presidente que desde estas tierras piensa el presente pero con balcones al futuro.

El corredor multimodal del istmo de Tehuantepec, los caminos rurales y las autopistas al istmo y a la costa van a cambiar el rostro de Oaxaca.

En uso de mi libertad, al Presidente le he criticado y seguiré discrepando con él en muchos temas.

Pero en uso de mi libertad es que también tengo que decir la realidad: vamos a tener dos Oaxacas. Oaxaca antes de Andrés Manuel López Obrador y Oaxaca después de Andrés Manuel López Obrador.

El gobernador también lo dijo claro: “El pacto federal funciona”. Y estoy de acuerdo.

Hoy México no necesita un nuevo pacto federal. Necesita un Presidente y un gobierno que imparta justicia social, de esa de la que se ha dejado de hablar.

Ya lo dijo nuestro héroe universal, Benito Juárez:

 Que “El gobierno sigue corriendo despacio con el firme propósito de hacer lo que mejor convenga al país, sin que influyan en sus determinaciones la venganza personal o la compasión mal entendida”;

Que “La responsabilidad de los gobiernos no puede fundarse sino en la impartición absoluta de la justicia”;

Que “Un pueblo no sucumbe al capricho del poderoso si defiende la causa de la justicia”;

Y que “El patriotismo opera milagros”.

Queremos un Presidente patriota que nos ayude a construir el milagro oaxaqueño.

@MoisesMolina