ARLINGTON — No hubo peloteros que se lanzaran encima de sus compañeros en cuanto cayó el último out. Tampoco pudieron apreciarse los baños de champaña.

Más bien había una mascarilla que cubría cada rostro, mientras los Dodgers celebraban el título de la Serie Mundial que no habían conseguido desde 1988 y que llegó en una campaña que nadie pudo haber imaginado antes de la pandemia de coronavirus.

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Antes de todas esas alteraciones por la crisis global de salud, Mookie Betts había llegado a los Dodgers con la misión de marcar diferencia en la Serie Mundial. Con una desenfrenada carrera al plato, hizo precisamente eso.

Fue el fin de una frustrante sequía de títulos para Los Ángeles -y tal vez sea apenas el inicio para Betts y los Dodgers.

Betts anotó la carrera de la ventaja en un rodado a la inicial de Corey Seager en el sexto inning y luego abrió la novena con un cuadrangular que amplió la delantera de los Dodgers.

«Sólo vine para ser parte de esto. Estoy feliz por contribuir», dijo Betts.

Para coronarse de nuevo, los Dodgers debieron disputar 5.014 juegos de campaña regular y 114 de postemporada desde que Orel Hershiser ponchó a Tony Phillips de los Atléticos de Oakland para el último out de la Serie Mundial de 1988, el mismo año en que nació el zurdo Clayton Kershaw – tres veces ganador del premio Cy Young de la Liga Nacional y quien se llevó el crédito en el primero y quinto duelo de este Clásico de Otoño.

Kershaw calentaba en el bullpen cuando el mexicano Julio Urías ponchó al dominicano Willy Adames para ponerle punto final a la serie. El astro corrió junto a sus compañeros para celebrar en el diamante – donde muchos peloteros y entrenadores usaban mascarillas al final de una campaña realizada en medio de la pandemia del coronavirus.

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Los Ángeles se había quedado a un paso del cetro dos veces en los últimos tres años. Y Betts estaba en la otra caseta hace dos temporadas con los Medias Rojas. Pero antes de la presente campaña, Boston cedió a Betts, el Jugador Más Valioso de la Liga Americana en 2008, para que se incorporara a los Dodgers mediante un canje.

Luego, Los Ángeles firmó con el talentoso jardinero un contrato por 12 temporadas y 365 millones, que expira en 2032, cuando Betts cumpla 40 años.

La carrera de 3,2 segundos de Betts de la antesala al plato fue apenas suficiente para vencer el disparo del inicialista Ji-Man Choi y darles a los Dodgers la ventaja de 2-1 momentos después de que el manager de los Rays Kevin Cash sacó del encuentro al estelar zurdo Blake Snell, a pesar de su dominante actuación de cinco innings y un tercio.

El cubano Randy Arozarena, el peligroso toletero novato, extendió su récord de postemporada con su 10mo vuelacercas en la primera entrada ante el derecho Tony Gonsolin, el primero de siete lanzadores de los Dodgers. Los Rays no volvieron a colocar a otro corredor más allá de la segunda base mientras que el bullpen de Los Ángeles le dio al potente cuerpo de lanzadores de Tampa Bay una cucharada de su propia medicina.

Unas dos semanas y media después de que los Lakers ganaron el título de la NBA al concluir la campaña en la burbuja de Orlando, los Dodgers le dieron a Los Ángeles un nuevo campeonato este año, cuando la pandemia del coronavirus demoró, redujo y mudó de sede las temporadas deportivas en todo el mundo.

Por los Rays, los cubanos Yandy Díaz de 1-0, Randy Arozarena de 4-2 con una anotada y una impulsada. Los dominicanos Manuel Margot de 4-0, Willy Adames de 4-0.

Por los Dodgers, el puertorriqueño Kiké Hernández de 1-0.


Urías dejó una huella inolvidable en la SM

El mexicano Julio César Urías le puso el toque final a su histórica actuación en la postemporada 2020 de la mejor forma posible: Montado en la lomita y celebrando el ponche que le propinó al dominicano Willy Adames en el 9no inning para cerrar el Juego 6 de la Serie Mundial la noche del martes y darles a los Dodgers ese ansiado título que no conseguían desde 1988.

Urías, de apenas 24 años, es el lanzador más joven en salvar un partido que le da la Serie Mundial a su equipo desde Steve Howe, también con los Dodgers, en 1981. Es además el segundo pitcher en la historia con cuatro triunfos y un juego salvado en la misma postemporada, algo que hasta ahora sólo había conseguido Madison Bumgarner para los Gigantes en el 2014.

Después de casi duplicar su relevo perfecto de tres entradas contra los Bravos en el Juego 7 de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional, Urías es tan sólo el segundo serpentinero en la historia en cerrar dos juegos que le dieron series a su equipo en una misma postemporada lanzando dos entradas o más y no permitiendo que se le embasen corredores en ninguno de las dos presentaciones. Bruce Sutter lo hizo por los Cardenales en 1982.

“Es el out más importante de mi vida”, dijo Urías varios minutos después, arropado con una bandera de México, durante la rueda de prensa. “Es un sueño para todos, no solamente para mí. Era un pitcheo que, como digo, lo esperaba todo el equipo, toda la gente, toda la afición. Es para ellos, la afición de Los Ángeles. Yo lo dije, no se va a descansar hasta que lo logremos. Y gracias a Dios que lo logramos hoy”.

Sección: Postemporada 2020

La contribución de México al título de los Dodgers no paró ahí. La victoria del Juego 6 el martes fue para el nayarita Víctor González, quien tiró un inning y un tercio y ponchó a tres en labor de relevo en dicho encuentro. Urías trabajó 2.1 episodios de forma perfecta, con cuatro ponches. Es la primera vez en la historia de la Serie Mundial que un serpentinero mexicano gana un duelo salvado por otro mexicano.

Urías, quien tenía récord de 4-0 y 1.32 de efectividad en esta postemporada antes de comenzar el juego del martes, entró a lanzar con dos outs en el séptimo inning. Los Dodgers mandaban 2-1 en el marcador, pero los Rays tenían un corredor en primera y el cubano Yandy Díaz representaba la de irse arriba. El intento de rebelión no pasó de allí: Una recta a 95 millas por hora sobre la esquina de afuera fue el tercer strike para Díaz y el anuncio de otra soberbia exhibición de pitcheo del culichi.

Urías sacó en orden al corazón del lineup de los Rays en el octavo. Al cubano Randy Arozarena lo dominó con elevado al centro, a Hunter Renfroe con rodado por tercera y a Brandon Lowe con su segundo ponche de la noche, esta vez haciendo abanicar al segunda base de Tampa Bay ante una curva bajita.

Si antes del partido y durante buena parte de la postemporada habían existido dudas sobre quién iba a ser el encargado de cerrar los cotejos si los Dodgers llegaban con ventaja a las entradas finales, Urías pareció despejar cualquier tipo de interrogante que pudiese tener el manager Dave Roberts.

El noveno también sería suyo. Y lo sacó tan o más fácil que los dos capítulos anteriores.

El dominicano Manuel Margot cayó con un elevado al bosque derecho, antes de que Urías ponchara, con el tercer strike cantado, tanto a Mike Brosseau como a Adames. Lo celebró el oriundo de La Higuerita cerrando ambos puños y con un grito, desatando una celebración que tenía 32 años de espera, ocho años más que la edad de Urías.

«Los Dodgers son muy famosos en México y uno viene creciendo con esa familiaridad de lo que es este equipo, este color azul», comentó Urías, que fue firmado por los Dodgers a los 16 años y debutó en las Grandes Ligas a los 19. «Me siento contentísimo, no tanto por mí, sino por todos mis compañeros y por toda la afición. De verdad que lo esperaron por mucho tiempo y lo cumplimos, gracias a Dios».