Los organizadores de París 2024 y Los Ángeles 2028 deben involucrar a la sociedad civil para hacer de los futuros Juegos Olímpicos un éxito no sólo deportivo sino social, subrayan investigadores de la UNAM

Una vez concluidas las actividades de Tokyo 2020 la flama olímpica seguirá su camino. El Comité Olímpico Internacional (COI) determinó años atrás que los siguientes Juegos Olímpicos serán París 2024 y Los Ángeles 2028.

En ambas sedes, han germinado movimientos antiolímpicos entre sus ciudadanos, quienes exigen una mayor inversión en sus respectivas sociedades antes de un gasto que generaciones enteras de contribuyentes deban solventar a futuro. Sin embargo, este no es el único desafío que deben enfrentar las ciudades elegidas para hacer de las próximas competencias deportivas un éxito.

Los retos de París 2024

A tres años de distancia, los Juegos de París 2024 se acercan vertiginosamente y sus opositores se preparan para incrementar la presión contra el gobierno francés y las autoridades de la Ciudad Luz. Por ejemplo, el grupo NON aux JO2024 à Paris (No a los JO2024 en París) lanzó una petición en línea buscando eliminarlos.

Acompañando el documento se pueden leer los siguientes argumentos: “Debemos rechazar los Juegos Olímpicos de París 2024. La actual crisis económica y social merece más financiación que los Juegos Olímpicos. Son un símbolo de la globalización desenfrenada y una amenaza para el medio ambiente y nuestro patrimonio. Sobre todo, son un inmenso desperdicio para el beneficio de algunos (patrocinadores corporativos, promotores inmobiliarios, el sector de la construcción) que ya no podemos permitirnos.”

El gobierno encabezado por Emmanuel Macron, por su parte, ha iniciado la ruta a París 2024 garantizando que el evento será “realmente único y revolucionario”, con una ceremonia de inauguración que “se realizará sobre barcazas en el Sena, utilizando asimismo ambas orillas y todo lo que el Sena ofrece como marco urbano… Queremos que la ceremonia sea de verdad popular, abierta a todos, única como experiencia, muy innovadora y que tenga sentido para los franceses, que lleve un mensaje para el mundo”, como detalló el presidente francés al periódico L’Equipe.

No obstante los buenos augurios del mandatario, mucho del futuro de los Juegos se podría definir el próximo año, cuando Macron busque la reelección para mantenerse como jefe de gobierno de la nación europea los siguientes cinco años.

“Hay que recordar que Macron llegó por una segunda vuelta electoral, es importante porque en la primera había mucha división. Macron tenía una pequeña ventaja, con una preferencia electoral cercana al 23 por ciento. En la segunda vuelta, contra Marine Le Pen, muchos le dieron su voto no porque estén convencidos del candidato sino para evitar que la extrema derecha llegara a la presidencia”, subraya el Dr. Luis Antonio Huacuja, del Programa de Estudios sobre la Unión Europea (PESUE) de la UNAM.

“Su popularidad ha estado entre el 20 y el 30 por ciento, no más. Con esta popularidad tan baja, Macron se prepara para presentarse a la reelección en el 2022 con una presidencia bastante sui géneris. Macron, aunque tiene una formación política conservadora, colaboró también con la socialdemocracia francesa y ganó con un partido desconocido –La República En Marcha– donde fueron bienvenidos todos los que quisieron, derecha, izquierda, centro. Construyó una candidatura en poco tiempo que resultó triunfadora”.

Agregó que Macron es un hombre carismático, pero sin la fuerza política de los distintos sectores con los que ha tenido que batallar. “Un día sí y al otro también tenemos las calles de París incendiadas o a los chalecos amarillos, protestas por aquí, allá y acullá. Ha tenido que hacer ajustes en el gobierno, echarse para atrás en algunos temas, no obstante, tiene la protesta en las calles todos los días. Esto le ha complicado su gestión de gobierno, se explica porque a diferencia de otros partidos políticos añejos no tiene el respaldo de los sindicatos o los empresarios”.

Para el Dr. Huacuja, el otro gran reto que enfrenta a futuro el gobierno de Macron es la presidencia del Consejo de la Unión Europea que Francia ocupará a partir del primer semestre del 2022. “Esto quiere decir que tendrá la agenda y podría colocar temas en Europa de manera importante. El presidente tiene cierta debilidad al interior, con una fortaleza importante al exterior. Es reconocido en la Unión Europea, con posiciones firmes en los temas internacionales. Si algo le ayudó a ganar las elecciones de la Asamblea Nacional Francesa fue la postura que tomó frente a Donald Trump, es alguien que sabe echar mano de la diplomacia de la seducción”.

Precisó que se espera que Macron logre la reelección pero sería con márgenes muy pequeños. La sociedad civil está enojada en casi todas las partes del mundo, dice que no a todo. Los Juegos Olímpicos también serán un motivo para quejarse, reclamar e inconformarse. Esto podría empañar la gesta olímpica, cuando menos amenazar el tema de la organización”.

Concluyó que “hace unos años en Londres 2012 se tuvo el tino de involucrar a toda la sociedad civil. Hubo convocatorias para que la gente participara en la organización y respondieron muy bien, parte del éxito de esos Juegos Olímpicos fue esa tarea de involucrar a la sociedad. En París, al menos ahora, eso es impensable. Hoy están muy fracturados por cuestiones actuales y añejas que se han dejado por mucho tiempo, xenofobia, falta de integración incendian una y otra vez los ánimos. Es parte de los problemas no resueltos, difícilmente se disiparán en un par de años”.

El caso de Los Angeles 2028

Una de las ciudades más cosmopolitas de los Estados Unidos se alista para recibir por tercera ocasión los Juegos Olímpicos, tras los eventos de 1932 y 1984. Pero no es el único evento que tendrán oportunidad de disfrutar los angelinos a futuro, ya que recibirán el Super Bowl en el 2022 y serán una de las sedes del Campeonato Mundial de Futbol de la FIFA en 2026, junto a otras ciudades de México y Canadá.

Estas experiencias pasadas y futuras han impulsado la determinación de las diversas agrupaciones que intentan detener el desarrollo de los Juegos en dicha ciudad. Una de las más notorias, NOlympics LA, argumenta que la decisión de albergar el evento en Los Angeles se dio entre políticos y no emanó de la propia comunidad, por eso las promesas de derrama económica, consideran, es un ejemplo más de la demagogia de la clase gobernante.

“Si bien el estudio económico del Comité de Candidaturas presenta un panorama optimista del crecimiento del empleo causado por los Juegos, incluso ellos admiten que serán ganancias temporales”, afirma el grupo en su sitio web y sigue: “con una fuerte caída en la construcción de sindicatos y una posible afluencia de mano de obra migratoria y temporal, los trabajadores locales se verán forzados a una difícil posición de negociación. Debido a la introducción de estos trabajadores temporales, las protecciones laborales se debilitarán y aumentará la probabilidad de explotación para todos los trabajadores”.

“No creemos que ningún aumento de la producción económica justifique poner a nadie en riesgo de desplazamiento, explotación o criminalización. Además, si bien los Juegos Olímpicos pueden generar una cierta cantidad de actividad económica, benefician principalmente a las personas que ya tienen muchos recursos. Por ejemplo, los especuladores y desarrolladores inmobiliarios que compren propiedades cerca de un sitio olímpico recientemente rehabilitado contarían como una bendición económica para la ciudad, pero las únicas personas que realmente se beneficiarían son los propietarios y la ciudad, mientras que los residentes se verían desplazados o sin hogar… ¿Quién vio realmente las ganancias de los Juegos de 1984 utilizarse para mejorar la comunidad?”, sentencia NOlympics LA.

Estas preocupaciones sociales se explican, en palabras del Dr. Roberto Zepeda Martínez, del Centro de Investigaciones Sobre América del Norte de la UNAM, porque la zona metropolitana de Los Ángeles “produce un Producto Interno Bruto similar al de todo México, eso nos da una idea de su relevancia. Es una ciudad que se denomina multicultural dentro del estado de California, que a su vez es la sexta economía del mundo. Sin embargo, están llenos de problemas sociales, de pobreza y marginación”.

“Los Juegos son eventos que se siguen muy de cerca y ponen la lupa sobre las ciudades. Eso se aprovecha para poner en relieve las contradicciones de estas sociedades”, puntualizó el investigador y sugirió ver los retos de Los Angeles 2028 en el contexto sociopolítico actual de los Estados Unidos, que como muchos otros países del mundo debe enfrentar a largo plazo los efectos económicos derivados de la pandemia de la Covid-19.

“La economía mundial no se ha recuperado y, en el caso de Estados Unidos, se ha invertido una gran cantidad de recursos. En el Fondo Monetario Internacional se habla de que Estados Unidos crecerá al 7 por ciento, algo que no pasaba desde los 80 con Reagan pero cayó 3.5 por ciento el año pasado (2020). A nosotros ese porcentaje nos podría parecer poco, pero ellos no experimentaban una caída así desde el 46”, comentó el Doctor en Relaciones Internacionales por la UNAM.

Añadió que “Estados Unidos sigue siendo la primera economía del mundo, pero si ves la tendencia global China no perdió el año pasado, creció cerca del 2 por ciento. En 2021 van a crecer más que Estados Unidos, alrededor del 9 por ciento. Es cuestión de tiempo para que China sea la mayor economía del mundo, es la razón de la guerra comercial de Estados Unidos con ellos o el nuevo T-Mec, que busca cerrarles el paso en la región. El mundo está un poco convulsionado, no se puede hablar de una inversión así de los Estados Unidos”.

Concluyó que “la deuda externa de Estados Unidos va a aumentar. Biden ha sido muy keynesiano, se ha endeudado para sacar adelante a la economía, pero no lo puede hacer por mucho tiempo. El pueblo estadunidense está muy dividido”.