ÁLVARO CUEVA

Algo bueno habrá hecho Carlos Loret de Mola como para que el Presidente de México haya reaccionado como reaccionó el viernes pasado durante la transmisión de “La mañanera”. Es el error de comunicación política más grande que se haya cometido en la historia reciente de nuestro país, un escándalo que tendrá consecuencias peligrosísimas para Andrés Manuel López Obrador, la Cuarta Transformación y las izquierdas en general. Interrumpir todas las prioridades de este país para linchar mediática y digitalmente al señor Loret de Mola haciendo públicos los supuestos ingresos que ganó durante 2021 aniquila el personaje que López Obrador construyó con tanto esfuerzo durante décadas. Eso no se hace. No se justifica. No es de caballeros. Está mal. Haya ganado lo que haya ganado don Carlos, trabajando para quien usted quiera, esa información era suya, sólo suya. Y haberla expuesto así lo convierte a él, a su familia, a sus amigos y a sus colaboradores en los seres humanos más odiables, secuestrables y asesinables de todo México, potencia mundial en el odio, el secuestro y el asesinato de periodistas. Ése no es el Andrés Manuel López Obrador amoroso, humilde y repartidor de abrazos que conocimos. ¿Pues qué medicamento le están dando como para que el señor se esté convirtiendo en esto? ¿Por qué nadie a su alrededor le apaga las cámaras, los micrófonos y lo aconseja? ¿No les quedó claro con lo de España? Era penosísimo ver a su gente, a todas luces impactada, haciendo malabares lingüísticos para tratar de justificar lo injustificable. ¿Qué clase de ser humano, en su sano juicio, se puede poner del lado de un presidente que ocupa todo el poder de su gobierno para montar un evento pasional, personal, como el del viernes pasado?
Porque ahora fue Carlos, pero antes fueron Carmen Aristegui, Brozo y un montón de periodistas más, algunos de ellos famosos por su cercanía con AMLO. ¿Quién le dice a los pocos o muchos comunicadores que se atrevan a ponerse del lado del presidente hoy que mañana no les va a tocar a ellos? López Obrador se está quedando sin aliados, sin prensa. Me queda claro que no le importa. Pero en el mundo real esto sí es importante. Si no me cree, traslade esas imágenes a Estados Unidos, a Francia o a cualquier otro lugar. Imagínese a un presidente de un país civilizado luchando por “quemar” a un periodista. Imagínese el escándalo. Imagínese lo que sucedería. ¿No le basta? Imagínese entonces a cualquier expresidente de México haciendo lo mismo. Por más “conservadores” que hayan sido los que hayan sido, nadie había llegado tan lejos en su rencor hacia un reportero. ¡Nadie! Hoy Carlos Loret de Mola, gracias a AMLO, es un mártir. No importa nada bueno o malo que haya hecho en el pasado. Nada. El presidente de México lo ha convertido ya en su enemigo personal, en una víctima de la Cuarta Transformación y una transformación, con víctimas, no puede ser buena. Fíjese todo lo que se está perdiendo por un error de comunicación. ¿No sería más fácil ir al origen de este conflicto y resolverlo? Porque algo bueno habrá hecho Carlos Loret de Mola como para que el presidente de México haya reaccionado como reaccionó el viernes pasado durante la transmisión de “La mañanera”. ¿O usted qué opina?

Por: Álvaro Cueva

Fuente: milenio.com