El velo en Irán: cómo la muerte de Amini ha desatado una oleada de protestas por todo el país
Jaime León I
Teherán (EFE).- La muerte de Mahsa Amini ha logrado galvanizar a miles de iraníes a través del dolor y la empatía con protestas por todo Irán, a diferencia de otras ocasiones en las que las manifestaciones se redujeron a fragmentados grupos sociales movilizados por la economía.
Las protestas comenzaron tímidamente el viernes 16 de septiembre tras conocerse la muerte de Mahsa Amini, que había sido detenida tres días antes por la llamada Policía de la moral por llevar mal el velo. La indignación se fue extendiendo con manifestaciones cada vez más grandes, en más puntos del país y más violentas. La televisión estatal iraní ha elevado a 35 los muertos en las protestas.
En el país persa las protestas no son algo nuevo: en 2019 muchos iraníes se echaron a las calles por el aumento del precio de los combustibles, y en 2020 y 2021 las sequías provocaron manifestaciones.
Este 2022, los jubilados han protestado por sus pensiones, mientras que el aumento del coste del pan ha hecho que muchos iraníes desafiarán una vez más a las autoridades con manifestaciones callejeras.
Pero todas esas protestas quedaron limitadas a los grupos o clases sociales que las iniciaron, a pesar de que fueron reprimidas por las fuerzas de seguridad y en muchas de ellas hubo muertos, como en las 2019, cuando se estima que murieron 300 manifestantes.
Sin embargo, las protestas por la muerte de Amini han ido más allá y han roto la fragmentación de la sociedad iraní.
Jóvenes y mujeres lideran las manifestaciones
“Estas protestas están motivadas por el dolor, no por meros agravios. El dolor ha abierto el camino a una movilización nueva y más amplia”, explica en un artículo el analista Esfandyar Batmanghelidj.
Así, personas de diferentes entornos y clases sociales se han unido a las protestas, expresando una “solidaridad” que manifestaciones anteriores no lograron, según el articulista.
Los jóvenes, y en especial las mujeres, lideran las manifestaciones que estos días sacuden más de 20 ciudades, pero también hay muchas personas mayores.
El académico Ali Alfoneh ha defendido en Twitter que en esta ocasión incluso los más desfavorecidos cuestionan por qué se tomaron esas medidas contra Mahsa Amini y sin embargo “no se aplican las leyes de la moralidad en los centros comerciales de lujo del norte de Teherán”.
“Este es el motivo por el que la muerte de Mahsa Amini bajo custodia policial ha provocado la indignación que ha unido a la clase media y a los menos privilegiados”, asegura.
El velo, un símbolo innegociable en Irán
El velo es uno de los innegociables símbolos de la República Islámica de Irán a pesar del rechazo de parte de la población a esta prenda, como se ha visto en las protestas de los últimos días.
Muchas jóvenes se han quitado el velo en esas protestas en claro símbolo de rebeldía al considerar que su obligatoriedad supone una violación de sus derechos básicos.
Ese gesto ha estado acompañado de gritos como “Justicia, libertad y no al hiyab obligatorio” o “Mujeres, vida, libertad” y “Muerte al dictador, muerte al dictador”, entre otros.
Incluso mujeres religiosas, que usan el chador (una prenda negra que cubre todo el cuerpo salvo el rostro) y no van a protestas, están en contra de su obligatoriedad.
“La gente debe decidir cómo vestirse”, dijo a EFE una conservadora vecina de Teherán, que viste habitualmente el chador. Otra mujer de la capital explicó que ella se cubre con el velo incluso en su casa, pero que su hija lo usa lo menos posible.
“Las nuevas generaciones son diferentes. Deberían eliminarlo”, subrayó.
“Desnudas” sin velo, según Jomeiní
Convertido en un elemento integral de la fe, el velo es quizás el mayor recordatorio de que la teocracia instaurada por el ayatolá Ruholá Jomeiní en 1979 sigue en pie.
El líder religioso declaró que sin esta prenda las mujeres estaban “desnudas” y aseguró que con solo cubrir el cabello de las mujeres la revolución ya era “un éxito”.
Más de cuatro décadas después de la fundación de la República Islámica, la prenda es omnipresente en las calles del país, donde es raro ver a una mujer sin la cabeza cubierta, aunque sea cubriéndose la coronilla.
De hecho, su uso es obligatorio por ley y las mujeres que no se tapan en público se enfrentan a penas de prisión y multas.
A pesar de su ubicuidad y poder simbólico, la imposición del velo no estuvo exenta de controversia. De hecho, cuando Jomeiní anunció en 1979 la obligatoriedad de la prenda, las mujeres protestaron en las calles durante seis días.
El ayatolá dio marcha atrás, pero un año más tarde impuso la obligación del velo en los puestos gubernamentales y en 1983 el hiyab se convirtió en obligatorio para todas las mujeres.
Con la llegada a la presidencia del ultraconservador Ebrahim Raisí en agosto del año pasado, la presión para que las mujeres cumplan con las estrictas reglas de vestimenta ha aumentado con más arrestos por parte de la temida Policía de la moral.
Edición Web: Óscar Tomasi
@EFEnoticias