En 1978, en la Conferencia Internacional de la OMS sobre Atención Primaria de Salud de Alma Ata en Kazajistán se planteó un compromiso global para conquistar el futuro: Salud para Todos para el año 2000. Aquella histórica convocatoria que reunió a 134 países, incluido México, generó mucha esperanza: Había reconocimiento y claridad sobre las devastadoras consecuencias en caso de continuar con modelos centrados en lo curativo y la urgencia de fortalecer lo preventivo.

Pero México se rezagó en la tarea. De 1976 a 2018 pasamos de atender fundamentalmente enfermedades infecciosas (como neumonía, tuberculosis o infecciones intestinales), a los esfuerzos por mejorar la calidad de vida de las personas que padecen enfermedades crónico-degenerativas.

De acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2022, México tiene alta prevalencia de enfermedades crónicas: 10.2% para diabetes, 15.7% para hipertensión, 14.9% para enfermedades renales y 32.8% para hipercolesterolemia. En los últimos 10 años hubo un aumento en la prevalencia de diabetes por diagnóstico médico del 10%.

Por eso al hablar de Dinamarca en la transformación del sistema de salud de nuestro país nos referimos a un sistema de salud centrado en las personas, que pone énfasis en la atención primaria de la salud y en la detección temprana de la enfermedad. Un modelo más social, que brinda atención al individuo en un contexto de comunidad, atiende y previene los problemas de salud más frecuentes.

Y en el IMSS se tiene experiencia. En 1954 se implementó el modelo de medicina familiar, uno de los grandes patrimonios del Seguro Social y en 1979 el programa IMSS Bienestar sustentó su operación en el Modelo de Atención Integral a la Salud (MAIS), el antecedente del nuevo Modelo de Atención para la Salud (MAS Bienestar) cuyos principales ejes son la atención primaria a la salud y la acción comunitaria.

Con el MAS Bienestar la atención médica es integral, busca la vinculación entre el primero y el segundo nivel de atención, la promoción a la salud, la detección oportuna, la detección precoz, el tratamiento efectivo, el fomento a la corresponsabilidad individual, familiar y comunitaria, y el abatimiento de las condiciones que más afectan la salud de las personas.

Con la acción comunitaria se establece un vínculo entre la atención de servicios médicos y la comunidad. Se trata de una participación voluntaria, organizada y activa para incidir en los factores que afectan la salud, el cuidado de la salud individual, familiar y comunitaria. Aquí se aplica la comunicación educativa que promueve conocimientos en salud y adopción de hábitos saludables. La organización comunitaria para la salud está integrada por voluntarios de salud,comités de salud, parteras y voluntarios.

Otro componente importante de la acción comunitaria son los Comités de Salud: grupos de 8 personas que realizan visitas domiciliarias, sesiones informativas, gestión de recursos y obras,acciones de saneamiento ambiental y participan en las Jornadas Nacionales de Salud y en jornadas de limpieza comunitarias para prevención de emergencias epidemiológicas.

Dada esta importancia, en lo que va del proceso de reclutamiento de médicos especialistas 2023 se han incorporado 114 médicos especialistas familiares y en 11 estados se han integrado 2,177 comités de salud, participan 10,356 voluntarios, y se han llevado a cabo 20,798 visitas domiciliarias y 54,851 sesiones informativas.

La transformación del sistema de salud ha significado pasar de un modelo céntrico-hospitalario y medicalizado a una medicina más social a través de la integración de médicos familiares que promueven estilos de vida saludables y medidas para prevenir la enfermedad durante todo el ciclo de vida. Así con el IMSS Bienestar la salud es un derecho, desde el nacimiento hasta la muerte.