La desmemoria de José Antonio Hernández Fraguas
Por: Gildardo Mota
Al presidente municipal de la Ciudad de Oaxaca de Juárez, José Antonio Hernández Fraguas parece ganarle la desmemoria, pero en nuestro caso no es así y por tal razón, aquí se la recordamos, meses antes de que fuera “ungido” candidato a la primera concejalía del ayuntamiento capitalino.
Un día del mes de diciembre de 2015, el entonces Senador de la República y también precandidato a Gobernador del Estado de Oaxaca por el Partido Revolucionario Institucional, Eviel Pérez Magaña convocó a trabajadores de medios de comunicación a un convivio con motivo de las fiestas de Navidad y Año Nuevo, el evento que se realizó en pleno escenario de sucesión y efervescencia partidista registró amplia convocatoria.
Como sede del evento social se eligió por parte del Senador Eviel Pérez Magaña, el salón Quinta “La Gloria”, repleto de comunicadores, informantes de diversas corporaciones policiales y dependencias (orejas), así como de actores priístas, quienes en ese momento se dejaron llevar por el rumor de que una noche antes: el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong habría dado la bendición al citado precandidato.
Como suele suceder en este tipo de eventos, se designó una mesa para las vacas sagradas del “periodismo”, aquellos que opinan sin caminar la ciudad y menos alguna comunidad, en otras mesas se observaban a reporteros, fotógrafos, camarógrafos, articulistas y periodistas conviviendo con miembros del equipo de Pérez Magaña.
Pasada las 16 horas de aquel día arribó Pérez Magaña acompañado de otros actores del PRI como el diputado federal Carlos Sarabia, Elías Cortés, Antonio Amaro Cancino, el dirigente de la CROC, David Aguilar y el hoy presidente municipal de la Ciudad de Oaxaca de Juárez, José Antonio Hernández Fraguas.
Algunos de los priístas en referencia tomaron la palabra, por cierto pronunciándose a favor de la candidatura de Pérez Magaña, el caso de Hernández Fraguas no fue la excepción, de hecho su intervención fue singular, pues prácticamente se le fue a la yugular al entonces precandidato a Gobernador, Alejandro Murat Hinojosa, al que calificó de patético, que también por cierto, no estaba tan desacertado.
Hernández Fraguas calificó a Murat Hinjosa de junior, desarraigado y desconocedor de la problemática social de Oaxaca, incluso lanzó una apuesta ante los presentes y expresó lo siguiente: “si dejamos a Alejandro en el Paseo Juárez El Llano y logra llegar al Palacio de Gobierno, entonces lo aceptamos como candidato a Gobernador, pero cómo vamos a aceptar a un aspirante al Gobierno Estatal si nunca ha vivido en Oaxaca”.
Al término de su discurso se escucharon aplausos y ovaciones, pues el rumor de un espaldarazo por parte de Osorio Chong corría como río en temporada de huracanes, los buñuelos que como postre tradicional se ofrecieron en aquella convivencia endulzaron la esperanza de los entonces seguidores de Pérez Magaña, días después vendría un trago amargo a té de ruda, pues el candidato a Gobernador designado por el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, sería Alejandro Murat Hinojosa.
Fiel a sus cambios de conducta, Hernández Fraguas reculó en sus comentarios, agachó la cabeza y rindió pleitesía al candidato Murat Hinojosa, vendió su cariño a cambio de la candidatura a la Presidencia Municipal de la Ciudad de Oaxaca, en cuya representación hoy comete atrocidades en contra de sus compañeros concejales, ciudadanos y representantes de medios de comunicación.
Como en El Quijote, Hernández Fraguas ve en los molinos a gigantes enemigos, su falta de oficio político y soberbia le impiden construir un gobierno, tan sólo a través de su empleada Alejandra Desiré Flores Jiménez, Directora de Comunicación Social, ha demostrado su política en esta materia ofreciendo un trato de mercenarios a quienes cubren la fuente informativa del ayuntamiento de la Ciudad de Oaxaca.
El “gobierno” que encabeza Hernández Fraguas se ha caracterizado por turbio en la aplicación de los recursos públicos, prepotente en el trato con la ciudadanía y faltó de ética en su relación con los concejales del cabildo y trabajadores de medios de comunicación.
Ese es el Fraguas que nació y creció en la política partidista de la mano de Diódoro Carrasco Altamirano y Ulises Ruiz Ortiz, un priísta desmemoriado o tal vez, amoral.