CARTAS A OAXACA II
Nuestra América Latina, ha sido protagonista y testigo silente de muchos acontecimientos. Siendo parte de este mundo, le ha tocado vivir junto con sus pobladores un sinfín de situaciones de toda índole, que han ido labrando su historia y su identidad. Querámoslo o no, estas circunstancias históricas, sociales y políticas han sido semejantes y nos dejaron profundas huellas, que de ser analizados por nosotros “todos”, deberían servirnos no solo para orientarnos, sino también para hermanarnos. Ahora bien para fortalecer este planteamiento es necesario hacer algunas referencias que nos permitan contextualizarlo; ya con esto podemos entonces, hacer mención de sucesos y acontecimientos contemporáneos que estamos pasando.
A priori, y sin ánimo de polemizar, planteo que la historia en nuestra Latinoamérica se ha desarrollado como en oleadas y de manera cíclica. Así mismo, tenemos que una vez “descubierto” este continente, fuimos sistemáticamente “Conquistados” por los grandes imperios, quienes procuran una tajada de pastel. Llegaron con este propósito, Inglaterra, España, Portugal y Francia. Estos extraños, vinieron a imponer a nuestros antepasados, sus costumbres, tradiciones y religión así como sus modelos sociales y políticos. La siguiente etapa de la “conquista”, consistió en el exterminio de todas nuestras etnias precolombinas para tomar posesión de las tierras y de las riquezas que se traducen en su saqueo constante con el fin de fortalecer a los “conquistadores” y a sus respectivas Patrias. Finalmente, los “conquistadores” logran afianzarse territorial y políticamente entre tanto, socialmente se fueron mezclando y entonces surgen los mestizajes, características de todos los Latinoamericanos.
En este orden de ideas, otro aspecto relevante es que en el “nuevo continente” tiene lugar durante el primer cuarto del Siglo XIX la etapa de independencia de las colonias que llevan grandes batallas para poder lograr la ansiada separación del dominio imperial. En este sentido, basta con revisar las fechas de las declaraciones de la Independencia de México, Venezuela, Colombia, Perú, Bolivia, Ecuador y demás países Latinoamericanos. Es así como, después de grandes derramamientos de sangre y cuantiosas pérdidas económicas y sociales, cada nación comienza a consolidar su ideal de Estado-Nación Independiente aunque las luchas internas y los descontentos de la población siempre tienen lugar, en mayor o menor medida en cada país. A partir de aquí hay constantes pugnas e ideales políticos.
Entre el siglo XIX y XX, tienen lugar muchos hechos que contribuyen al desarrollo de la historia contemporánea, la revolución Francesa; la Revolución industrial, la revolución bolchevique Primera y Segunda guerra mundial, la guerra fría; los grandes bloques ideológicos y políticos la entonces URSS y USA, el Socialismo y Capitalismo, claro está, Latinoamérica no puede ser un ente aislado a los acontecimientos mundiales. Durante la primera mitad del siglo XX en muchos países suceden muchos cambios políticos marcados por el caudillismo heredado de las gestas independentistas. Ya en la mitad del pasado siglo, América latina vive inmensos periodos democráticos presidencialistas en los cuales el poder político es ostentado por las cúpulas de los principales partidos, a lo que en la cultura popular de las naciones llaman Bipartidismo, que al llegar al poder se alinean al orden económico mundial, así mismo a las potencias mundiales como los Estados Unidos, lo que ha desatado en nuestras naciones Latinoamericanas crisis sociopolíticas y socioeconómicas de los pueblos con corrupción, inflación, escasez, deserción escolar y pobreza. A la luz este contexto se hace necesario y urgente que se produzca, un cambio político que contribuya a la oxigenación y desarrollo de la sociedad. América Latina ha iniciado una etapa de cambio en las políticas de gobierno abriendo paso a los gobiernos socialistas principalmente en Sudamérica, en donde países como Venezuela han estado en el ojo del huracán a causa del mal manejo de sus gobernantes y de los ideales del desarrollo político que nada tienen que ver con la experiencia socialista de países como España, Brasil y otros. En fin estamos a las puertas del despertar político y social de los pueblos de América Latina el cual no podrá ser detenido por nuestro vecino hegemónico del Norte.
Augusto Cupertino Rubí Lerí