Conflictos ambientales generan relación injusta entre las grandes ciudades
La crisis climática y la revolución tecnológica están ya aquí. No estamos hablando del futuro, sino del presente, considera la socióloga Cristina Monge. Por lo tanto, acota en entrevista, “probablemente no somos del todo conscientes de que vamos tarde a la hora de plantear una gobernanza acorde con los desafíos que plantean estos dos elementos”.
Monge, especialista española en movimientos sociales, emergencia climática y transición ecológica, participó en el primer Coloquio Internacional La humanidad amenazada: ¿quién se hace cargo del futuro? Precisa que las ciudades se han convertido en grandes devoradoras de recursos, energía, alimentos, los cuales no tenemos la capacidad de producir. “Hipotecamos el resto del territorio que está al margen de las ciudades para producirlos, embalsamos agua, siempre en beneficio de la ciudad. Por lo tanto, se genera ahí un desequilibrio muy importante, y eso genera desigualdades”.
Indica que buena parte de los conflictos ambientales que hay actualmente se sustancian en una relación injusta entre las grandes ciudades y el resto del territorio, en una dependencia poco igualitaria.
Necesitamos que la política incorpore elementos de mediano y largo plazos, agrega. “Probablemente es la única manera de abordar estos desafíos. El principal problema que tenemos es de gobernanza: ¿Quién o quiénes deciden qué, de forma que esas decisiones sean efectivas? Esto es lo fundamental que actualmente se está discutiendo”.
No podemos plantear una revolución energética haciendo un giro hacia las energías renovables si esto supone dejar a territorios y a miles de personas sin su sustento básico, señala. “Hay que dar una opción. Por esto, desde el ámbito de las personas que trabajamos en la crisis climática, hace tiempo que venimos señalando esa idea de transición verde, ecológica, pero para que pueda ser real tiene que hacerse con criterios de justicia social”.
De lo contrario, finaliza, “en primer lugar será muy difícil hacerla, porque generará, está generando ya, muchos conflictos; y en segundo lugar generará mayor desigualdad. Hay quien dice incluso que las democracias se pueden ver tensionadas por una transición ecológica que se haga sin estos criterios de justicia social”.