El abandono en Manos del Señor
* Los malos indicadores de la Sierra Sur se recrudecen por lo apartado de esta comunidad.
José Luis Sarmiento Gutiérrez
Texto y Fotos
Manos del Señor, Zenzontepec, Oax.- Oscurece en este rincón apartado del mundo, lejano de todo. Parece que Doña Felipa Merino, con más de 80 años de edad, cuenta los pasos; camina despacio entre las sombras, como lo hace cada noche, un trayecto para ella de media hora, desde su humilde casa hasta la única fuente de agua que hay en esta agencia de policía.
Finalmente llega, llena una cubeta y un bote de 2 litros, en el nacimiento de agua del que salen decenas de mangueras enmarañadas y donde se permite que una parte del líquido vital circule libremente hacia un arroyo.
Con semblante cansado, pero orgullosa, rechaza aceptar ayuda para llevar los recipientes llenos de regreso a su hogar y molesta evade cualquier plática, toda pregunta.
No así Don Atanacio Sarmiento, porque igual que quien suscribe este texto, en Manos del Señor hay muchas familias con dicho apellido.
Él se presenta de mano en el abrevadero, donde sus dos burros beben tras una larga jornada de trabajo en los cultivos de la montaña. Aprovecha para llenar también varios garrafones que llevará hasta su morada.
Admite que en la población no hay trabajo, por lo que se vive al día con las siembras de maíz, frijol y calabaza, los únicos tres cultivos que tienen de manera regular, además de chilares, huertos y frutales que cada familia tiene en su propiedad.
Manos del señor es un lugar de contrastes, de pobreza pero también de riqueza, por las tradiciones que mantienen sus pobladores, con una regla básica: nadie puede vivir arriba del manantial, porque no hay manera de bombear el agua y baja en mangueras gracias a la gravedad; quienes no tienen la posibilidad, la acarrean.
Manos del señor es una de las comunidades más aisladas del estado, donde los índices de marginación y pobreza se recrudecen. Son más de 320 kilómetros desde la capital, pasando por el camino a Zenzontepec, lo que se llega a completar en más 12 horas (según el conductor), tiempo similar al que se hace de la ciudad de Oaxaca hasta Guadalajara, Jalisco.
Para incursionar a la comunidad, hay que pasar por un retén de guardias comunitarios, pues aquí no hay policía. Nadie entra y nadie sale sin ser revisado, por lo que la presencia de este reportero despierta inquietud desde el momento de la llegada que, es aceptada, gracias a que se viaja con una persona conocida del lugar.
Por ser ajeno a la población, durante toda la estancia se mantiene una estricta vigilancia y no se pueden tomar fotos de las personas, muchos menos platicar con ellas, salvo los dos casos en el abrevadero de lo que se obtuvieron placas oscuras y lejanas.
Ya entrada la noche se realiza una reunión con un grupo de personas, en una vivienda particular, donde reconocen que la urgencia en la agencia es la terminación del camino de 11 kilómetros a la comunidad de La Paz.
Y es que hay una vía desde ese punto hasta la cabecera distrital de Sola de Vega, lo que les brindaría un ahorro en tiempo de 4 horas para llegar a la capital sin tener que pasar por el casco de Zenzontepec.
Aunque permiten entrevista grabada, solicitan mantener el anonimato de la persona que hablará a nombre de todos y en presencia de todos:
“Sólo se hicieron 4 kilómetros y medio pero ya no siguió el proyecto por falta de recursos, por lo que no se hicieron los otros 6 kilómetros y medio. Lo que se hizo llega solamente al río, pero además hace falta un puente para atravesarlo”.
El entrevistado explica que hay más de mil pobladores en la agencia de Manos del Señor que se ven en aprietos cuando hay enfermos que no pueden ser trasladados oportunamente.
“Se han perdido vidas, de mujeres embarazadas que tienen complicaciones, de personas enfermas, lo más cercano que tenemos para una emergencia es el hospital de La Paz de Texmelucan y Teojomulco. Hacemos más de cinco horas por el camino que tenemos”.
Señala que la pequeña clínica del lugar sirve únicamente para malestares leves, “para una pastillita”.
Las familias de Manos del Señor también trabajan por la ruta de la organización para demandar respuestas a tan añejas demandas, en un lugar que se encuentra lejos de los apoyos institucionales, de los funcionarios y de las dependencias.
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