AMLO interviene en venta de Banamex
Andrés Manuel López Obrador quiere pasar a la historia como el presidente que ‘mexicanizó’ todo lo que pudo, para bien o mal. El líder de uno de los países más globalizados y abiertos al mundo evoca los años 60 y 70, cuando ocurrió el Milagro Mexicano o Desarrollo Estabilizador, y quiere lograr lo mismo por la vía de la nacionalización que de la iniciativa privada afín a su gobierno.
En esta línea de pensamiento es que se ha propuesto devolverle al Estado el control de los hidrocarburos y la energía eléctrica; de la producción de granos y alimentos básicos; de la infraestructura y la seguridad pública, poniéndola en manos del Ejército; y también quiere tener la mayor injerencia posible en los sectores económicos clave para el país, que controla la iniciativa privada, como el bancario.
En este último sector ha decidido intervenir a través de la venta de CitiBanamex, que fue anunciada por su controlador, Citigroup, en enero de este año. Tan pronto se dio la noticia, el Presidente salió de su convalecencia por Covid-19 para decir que le gustaría que quedara en manos mexicanas. De un plumazo descartó a los extranjeros, como si fuera el dueño de los activos del banco.
Y no se quedó en eso. Soltó nombres. Ricardo Salinas Pliego, dueño de Banco Azteca; Carlos Slim, propietario de Inbursa; Carlos Hank González, presidente del consejo de administración de Banorte, y otros empresarios menos conocidos. En el anuncio se hizo acompañar de quienes serían sus intermediarios para lograr su objetivo: el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, y el secretario de Gobernación, Adán Augusto López.
En los días y semanas siguientes los tiradores se fueron sumando. Prácticamente todos los bancos grandes del país externaron su interés, y también otros grupos de inversionistas. El presidente de Grupo Salinas, Ricardo Salinas Pliego, ironizó: “Que digan cuánto quieren por su changarro y vemos”.
El director general de Banorte, Marcos Ramírez, confirmó en enero el interés del tercer banco más grande del país. “Estaremos iniciando el análisis de esta oportunidad y si encontramos que una posible transacción agrega valor a nuestros accionistas, en su momento lo someteremos a consideración y lo haremos del conocimiento del público”, dijo cautelosamente.
Sin embargo, de finales de enero a la fecha han sucedido algunas cosas, o más bien algunas reuniones informales entre funcionarios de alto rango de la 4T con los empresarios interesados. El presidente López Obrador finalmente se ha decantado por Banorte, no necesariamente por su presidente Carlos Hank González, con quien tiene buena relación, sino porque es el único que puede arrebatarle a los españoles de BBVA el liderazgo del negocio bancario, y porque la familia Hank González accedió a incluir a varios empresarios afines al gobierno y a todos los mexicanos interesados en “recuperar al Banco Nacional de México y conformar un campeón mexicano de la banca.”
La retórica del comunicado no sólo huele a la 4T, sino que trae el sello y firma del presidente López Obrador, quien habría pedido directamente a Carlos Hank –según una fuente de Palacio Nacional– integrar un esquema en el que se incluya a empresarios de todos los sectores y se abran las sucursales del banco para que cualquier mexicano pueda convertirse en ‘inversionista’.
Demasiada injerencia presidencial en una decisión eminentemente empresarial, entre particulares. Sólo falta ver –pequeño detalle–, lo que dicen en Nueva York los directivos e inversionistas de Citi, que van a vender a quien más les convenga y con el esquema que ellos elijan.
Posdata
Este jueves el presidente López Obrador inaugura la 85 Convención Bancaria en Acapulco. Como marca el script, trae puros datos alegres en términos económicos. Más allá de eso, dicen que hoy es el banderazo para intentar parchear la desgastada relación con la iniciativa privada de cara al proceso electoral de 2024.
Repunta factoraje empresarial
La reactivación del sector financiero comienza a ser más visible, aunque no uniforme. Uno de los segmentos más afectados había sido el que está dirigido a las empresas, particularmente las Pymes. Datos de la Asociación de Bancos de México exponen que el financiamiento que otorgan las instituciones financieras a las empresas tuvo un crecimiento de 3% en diciembre, con lo que logró llegar a niveles previos a la pandemia. Una empresa que reportó incrementos en este rubro fue JAS Financial Solutions, especialista en finanzas y gestión de créditos, que dirige Jesús Jiménez.
Al cierre de 2021 esta firma gestionó 384 millones de dólares en operaciones de crédito para proyectos de diversos sectores. Uno de los métodos de financiamiento más solicitados ha sido el factoraje, con lo que las empresas buscan hacerse de recursos para su operación diaria.
Cierre de ingenio afecta a productores
El cierre del ingenio Aarón Sáenz Garza, en Xicoténcatl, Tamaulipas, ha generado un hoyo financiero a la actividad económica del sur de ese estado, una región que depende en un alto porcentaje de la industria cañera, con 50 mil hectáreas de siembra valuadas en 2 mil 600 millones de pesos. En el centro azucarero laboraban alrededor de 2 mil personas y se recibían las zafras de unos 10 mil productores.
Entre los factores que llevaron a la quiebra de esta factoría están la recepción obligada de producto que no contenía la suficiente sacarosa, proveniente, según el entonces administrador del ingenio Mauricio Rufatti, del productor Vicente Verástegui Ostos, diputado federal y hermano del exsecretario general de gobierno de Tamaulipas, César Augusto Verástegui Ostos.
Hace unos meses circuló en redes sociales un video en el que el legislador Verástegui Ostos obligaba a Rufatti a recibir 60 camiones con caña que no cumplía con los estándares para la producción de azúcar, pero que el panista siempre logró vender por sus conexiones políticas. @MarioMal
mario.maldonado.padilla@gmail.com