Por: Jeannette von Wolfersdorff-Economista

Las memorias anuales de las empresas grandes en Chile suelen ser fantásticas. No merecen este adjetivo por ser “excelentes” ni por ser productos de la fantasía. Más bien, son fantásticas, por ser presuntuosas. Hoy, las empresas grandes tienden a presentarse casi inmejorables, mientras a la vez, enfrentan una sociedad con dudas fundamentales frente al capitalismo y su sostenibilidad. En este contexto, los mercados han ido adaptándose, pero con reglas poco claras, el resultado es poco claro también. A lo largo del mundo, las empresas han optado principalmente por un rol camaleón: adaptando su apariencia, pero solo en menor grado su identidad y prácticas. El problema de ese “camaleonear” en exceso es lo que expresó una vez el escritor estadounidense John Green: de pronto, ya nada parece ser real.

A raíz de las declaraciones del “Business Roundtable” en 2019, y de la presión de inversionistas y sociedad, empresas grandes han ajustado sus sistemas de reporting para transparentar grandes propósitos relacionados con la sostenibilidad. Hoy, prácticamente todas las empresas indican cuidar la naturaleza y las personas. Fotos de personas felices y de bosques naturales refuerzan lo que se lee prácticamente en todas las memorias anuales: las empresas ya tienen la sostenibilidad incorporada en su gestión de riesgos, como pilar de su negocio. En Chile, 23 inversionistas grandes han firmado los Principios de Inversión Responsable de las Naciones Unidas. Más de 25 empresas son parte del Dow Jones Sustainability Index, desde AES Gener hasta SQM. Prácticamente todos adhieren a estándares internacionales de transparencia. ¿Debida Diligencia en derechos humanos? Por supuesto que las empresas la están empezando a aplicar, además será obligatorio desde el 2023, en caso de usar el estándar de reporting GRI.

Este mundo fantástico de la sostenibilidad no es real ni creíble. Un ejemplo reciente es el caso de Codelco. En su página web, la empresa estatal señala que su división Ventanas había logrado en 2021 los mejores índices de calidad de aire de los últimos 50 años. Destaca también artículos sobre las gaviotas Franklin en el humedal Campiche, o sobre su apoyo al emprendimiento local. Sobre la cuantificación de los riesgos de su operación para la salud humana -y sus probabilidades- se lee casi nada, aun cuando ello debiera ser central y parte integral del proceso de debida diligencia en derechos humanos de la empresa estatal. Así se explica que una empresa pasa del estado “aparentemente ejemplar” repentinamente hacia el cierre de su operación.

En Chile, no solo falta precisar una estrategia explícita de fiscalizaciones y sanciones para el reporting de empresas públicas y privadas. El desafío es más profundo: a nivel mundial, todavía no hay un acuerdo de qué se espera en realidad de las empresas en sostenibilidad. Tariq Fancy -ex Chief Investment Officer for Sustainable Investing de BlackRock- destacó ello en una columna reciente, y enfatiza que hoy, ser sostenible tampoco significa no causar daño. Para un inversionista, significa más bien poder salir a tiempo de su inversión. Cuando personas leen sobre inversionistas y la gestión de sus riesgos climáticos, tienden a pensar que ello va resolviendo el cambio climático, lo que hace disminuir la presión hacia mejoras en las regulaciones, dijo Fancy. Muy similar es uno de los principales hallazgos de un estudio de Lucian Bebchuk y Roberto Tallarita, publicado en el Harvard Law School (2022): el efecto principal de empresas que declaran como propósito querer crear valor para todos los stakeholders podría ser justo una reducción de la presión para avanzar hacia mejoras en las regulaciones. Falta entonces repensar la definición de “sostenibilidad”, su transparencia, y, además, los incentivos financieros con los cuales deberían premiarse realmente las empresas cuando son sostenibles, más allá de lo que agencias privadas de rating clasifican como “sostenibles”, sin contar con reglas adecuadas.

Aun cuando mucho sigue pendiente, hay actores que impulsan una modernización sustancial de este mundo fantástico de la sostenibilidad. Por ejemplo, el Sustainability Standards Board (IFRS) está trabajando para homologar estándares de reporting y hacer empresas más comparables. Las recientes acciones de reguladores en EE.UU. y Europa son también un llamado a anticiparse y cooperar para consensuar nuevas reglas. En Alemania, cerca de 50 carabineros e investigadores del Ministerio Público han allanado en mayo 2022 las oficinas del Deutsche Bank y de DWS, gestora de fondos del grupo financiero, a raíz de investigaciones por greenwashing de portfolios de inversión. Actualmente, la SEC de EE.UU. está investigando la consistencia de las declaraciones de sostenibilidad de portfolios de Goldman Sachs. Ya en mayo 2022, había anunciado que BNY Mellon habría utilizado “declaraciones erróneas y omisiones materiales” con respecto a la sostenibilidad de sus inversiones, por lo que acordó pagar una multa de US$1,5 millones. Aun cuando el valor de la sanción no es tan alto, se estima que ello podrá ser solo el comienzo de una nueva actitud de reguladores. “Parece casi inevitable que salgan más nombres a medida que los reguladores empiecen a indagar más”, comenta la abogada especializada en litigios, Fiona Huntriss, a Bloomberg, y recuerda de paso que este es un problema transfronterizo. Además, afecta a toda la cadena de valor: naturalmente, inversionistas que enfrentan posibles sanciones van a tomar una nueva actitud frente a empresas que omiten información relevante en su reporting.

Como escribía Karl Marx junto con Federico Engels, el capitalismo ha logrado “maravillas que superaron con creces las pirámides egipcias, los acueductos romanos y las catedrales góticas -logrando fuerzas productivas más masivas y colosales que todas las generaciones precedentes juntas.” Pero esas mismas fuerzas tienden a excesos y concentraciones que hoy restan legitimidad a los mercados.

Entonces, frente a la necesidad de impulsar mejoras frente a un sistema complejo, uno siempre tiene dos opciones: destruir el sistema actual o construir a partir de su bondad. Este punto clave fue transmitido por el gerente general de la Bolsa, en un conversatorio reciente: en momentos cuando el capitalismo está siendo cuestionado, es importante mirar sus brechas, porque solo así se pueden cerrar, y se podrá proyectar este sistema económico hacia el futuro, construyendo sobre esa enorme capacidad de creación de valor e innovación que trae para las sociedades.