Perfeccionar el error
Por Jose Ignacio Rasso Ibarra
Si repites el mismo movimiento equivocado una y otra vez, lo que sucede es que no mejoras tu juego, sino que perfeccionas el error. Así pasa con las horas de trabajo de Andrés Manuel López Obrador.
En el deporte como en la vida si practicas horas y horas, días tras días, con dedicación y constancia; en teoría te acercas a la perfección, minimizas tus errores y aumentas tus probabilidades de éxito.
Pero qué pasa si repites el mismo movimiento equivocado una y otra vez. Lo que sucede es que no mejoras tu juego, sino que perfeccionas el error.
Así pasa con las horas de trabajo de Andrés Manuel López Obrador y gran parte del aparato gubernamental. Su ejercicio de políticas públicas es la constante repetición de movimientos incorrectos y pasos en falso.
Presumir que entregan un aeropuerto vacío en dos años, que eliminan las estancias infantiles, que acaban con la corrupción en el sector salud a costa de generar desabasto en medicinas, que avasallan la selva, que ahuyentan la inversión extranjera en el sector energético, que, en resumen, “avanzan” en dirección contraria, no solo es un fracaso, sino que se alejan del objetivo sin saberlo. Porque llegarán primero a una meta que solo ellos entienden y recibirán una medalla que solo ellos entregan.
En ese contexto, no importa que el presidente se despierte a las 4:30 de la madrugada y se reúna con el gabinete de seguridad todos los días. No importa que recorra el país siete veces siete, si la estrategia es incorrecta, lo que se hace es perfeccionar el error.
Si en cada reunión se acuerdan nuevas tareas civiles a las Fuerzas Armadas se perfecciona el error. Si cada día se firman documentos enviando abrazos al crimen organizado, se perfecciona el error. Si el Ejército infecta dispositivos móviles para espiar a periodistas, activistas y ciudadanos, no es inteligencia, es perfeccionar el error.
Minimizar que un grupo de hackers hayan difundido información de la Secretaría de la Defensa Nacional y atacar a los medios que lo exhiben es tratar de tapar tu propia incompetencia y perfeccionar el error.
Cabildear con base en extorsiones políticas y judiciales. Utilizar la compra de impunidad a cambio de un voto, como moneda de cambio, no es legislar por el bien del país, es afinar la corrupción de una forma corriente. Es ser idéntico a los de antes, en consecuencia, es perfeccionar el error.
Aceptar aportaciones de dinero en efectivo, sin comprobación alguna, en nombre de una causa mayor, no es actuar en transparencia, es evasión fiscal, financiamiento ilícito y perfeccionar el error.
Porque aunque se diga que la repetición hace al maestro, se ignora que echando a perder se aprende. Y en el caso de México, a diferencia de un juego de beisbol, los strikes tienen nombre y apellido, y quedar ponchado puede significar mayor pobreza, desigualdad de oportunidades o la muerte.
Y es que, en seguridad nacional, o al querer formar una cadena humana o un gobierno, la unión de eslabones débiles no solo dan una falsa percepción de seguridad, sino que hacen más fácil el escape al crimen organizado y a perpetuar el error.
Al final puede ser que, con base en trampas, mentiras y engaños, Morena gane el juego, pero lo que nunca obtendrá, será el reconocimiento de la historia que tantas noches les ha quitado el sueño.
Una oportunidad perdida. La tragedia política de México. La perfección del error.
@JoseiRasso