Por: Diego Fernández de Cevallos

Contra hechos no hay argumentos: el gobierno doblegó al presidente del PRI, Alejandro Moreno.

Los sucesos ampliamente conocidos y no refutados son:

1) La constitución de la alianza legislativa y electoral del PAN, el PRI y el PRD, denominada Va por México.

2) En ella, los partidos coaligados se comprometieron públicamente, de viva voz y con sus firmas, entre otras cosas a mantener una Moratoria Legislativa, y no aprobar (sin el consenso de ellos) ningún cambio constitucional o legal promovido por el gobierno, ni a impulsar alguno propio de manera individual. Se requería, pues, el previo acuerdo de todos.

3) La existencia de carpetas de investigación, en la fiscalía de Campeche y en la General de la República, en contra del referido Alejandro Moreno, a quien investigan por la presunta comisión de múltiples delitos, hallándose en trámite su desafuero como legislador, para llevarlo ante la justicia.

4) Recientemente Alejandro Moreno denunció en México y en algunas instancias internacionales haber recibido amenazas en su contra y de su familia si se negaba a cooperar con el gobierno federal. Para probarlo, publicó una conversación telefónica en la cual se escucha al ex gobernador de Chiapas, Manuel Velasco, haciéndole saber “por encargo del secretario de Gobernación” dicho

amedrentamiento.

5) De pronto se conoció una iniciativa de reforma constitucional suscrita por una diputada priista que obtuvo el inmediato acompañamiento de su bancada y del propio Alejandro Moreno (sin previo conocimiento del PAN y del PRD) recibiendo gran acogida del oficialismo y del mismísimo Vociferante Ruin Mañanero.

Esos hechos rompieron la alianza tripartita. Más claro ni el agua: el gobierno doblegó al de marras con la amenaza de cárcel para él y su familia, procedimiento nada nuevo pero sucio y eficaz. Lo inmoral y delictivo es intercambiar adhesión por impunidad, aunque a veces, entre traidores, al sometido se le incumpla lo ofrecido.

Por lo expuesto, es inconcusa la impertinencia tramposa de introducir en este asunto la cuestión de si se mantienen o no a las fuerzas armadas en tareas de seguridad pública. Nadie, con sano juicio, puede pedir su regreso a los cuarteles sin contar con cuerpos policiacos, municipales y estatales, capacitados para enfrentar la brutalidad criminal. Ese no es el tema, lo repudiable es sojuzgar y dejar al desnudo a un adversario político con el asqueroso procedimiento descrito. Alejandro Moreno se sometió, y Tartufo le exigió como misión salvadora romper la alianza comprometida y entregarse arrodillado al gobierno. Moreno es hoy de Morena, y con la facción que lo sigue conforman el rutilante PRIMor.

Pese a lo anterior, aún hay tiempo para unificar a los verdaderos opositores, porque las muchas tragedias de México así lo reclaman.

@DiegoFC