Por: Pablo Hiriart

Es un crimen social lo que se ha cometido en este sexenio contra la salud de la población. Hay responsables de parte del gobierno, y muertos del lado de la población.

Íbamos a ser como Dinamarca, Noruega y Canadá, pero estamos como Venezuela: escasez de medicinas, derruido el sistema de salud pública… y un millar de médicos cubanos en México.

¿Por qué las penurias? ¿No hay dinero?

Sí hay recursos, pero el gobierno no los gasta a cabalidad.

Y lo que ejerce está cubierto por el manto de la opacidad.

Donde hay una anomalía, hay un negocio oscuro. Eso sucede. Veamos.

La Secretaría de Salud tuvo un subejercicio de 9 mil 872 millones de pesos, el año pasado.

Escasean medicinas para el cáncer y dolores extremos, no hay atención médica del sector público para los que carecen de seguridad social, y el gobierno ahorra casi 10 mil millones de pesos al año sólo en la Secretaría de Salud.

Se trata de dinero aprobado por el Congreso, que el gobierno decidió no gastar.

Y no estamos como Dinamarca.

Se necesita comprar medicamentos, ampliar la infraestructura, adquirir y renovar equipos, mobiliario, producir vacunas para el cuadro básico, que no hay, pagar mejor a los médicos, enfermeras y paramédicos, dar servicio a la gente pobre que fue expulsada del sector salud… ¿y?

Esta ha sido la respuesta del gobierno:

De enero a noviembre del año pasado (últimos datos disponibles), el subejercicio en la totalidad del sector salud del gobierno alcanzó la cifra de 213 mil 642 millones de pesos, de acuerdo con el reporte trimestral de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

Sí, leyó usted bien. Lo que no gastó el gobierno en la función de salud, a pesar de tenerlo aprobado, fue superior a los 213 mil millones de pesos en los 11 meses del año contabilizados (1 de enero-30 de noviembre 2022).

Donde hubo menos subejercicios fue en Médicos-Pemex, bien por ellos. Y el mayor “ahorro” se registró en IMSS-Bienestar, con subejercicio cercano a 50 por ciento de lo programado y aprobado, según el reporte de Hacienda.

Es decir, los más afectados fueron los más pobres.

Con todo ese dinero en la bolsa, no han comprado medicamentos, hay escasez en el sector público y en las farmacias privadas.

¿Por qué en las farmacias particulares? Porque al no obtener determinadas medicinas en el sector salud, la gente se ve en la necesidad de comprarlas al precio que sea en las farmacias.

¿Y los que no tienen dinero, ni qué vender, ni quién les preste para comprar medicamentos que no se pueden dejar de tomar?

Ocurre lo que ya sabemos: se mueren o quedan postrados a la buena de Dios.

Ése es su sistema de salud pública como Dinamarca, Canadá o Noruega.

Víctor Chávez, reportero de EL FINANCIERO, indagó sobre medicamentos para los dolores más fuertes y para pacientes de enfermedades crónico-degenerativas que no se encuentran en el sector público.

Recorrió farmacias privadas y preguntó por Lyrica con pregabalina y otras con sulfato de morfina. Además de ciclofosfamida, vincristina, etopósido, mercaptopurina o metrotexato. Algunos sencillamente no hay. Otros escasean.

Y donde las encontró, el costo de esas medicinas va de los 630 pesos a los mil 280 pesos.

De los medicamentos para el cáncer, ya lo sabemos: el desabasto ha causado miles de muertes.

Ineptitud y opacidad nos han llevado al camino de Venezuela en lugar de Dinamarca.

Destruyeron lo bueno que había, y que servía, para hacer demagogia sobre sus ruinas.

Coneval, que evalúa la política de desarrollo social, informó que el programa de Atención a la Salud y Medicamentos Gratuitos opera “en la opacidad y el desorden”.

Miles de millones de pesos a un pozo obscuro, y… no hay medicamentos ni atención para los 15 millones 500 mil mexicanos que fueron expulsados del sistema público de salud.

Cerraron el Seguro Popular porque, dijeron, “no es seguro ni es popular”. Y cortaron relaciones con las farmacéuticas, por “corruptas”.

¿Y? ¿Qué construyeron?

Nada. No hay detenidos por corrupción en la compra o distribución de medicinas, ni construyeron un sistema de salud para la gente que se quedó en el aire.

El gobierno hizo las paces con las farmacéuticas, pero fue una decisión tardía. Ya no hay capacidad de producción ni de distribución de parte de las grandes cadenas.

Por tanto, señalan los especialistas entrevistados por Víctor Chávez, “no hay capacidad para cumplir con el abasto en 2023″.

Es un crimen social lo que se ha cometido en este sexenio contra la salud de la población.

Hay responsables de parte del gobierno, y muertos del lado de la población.
@PabloHiriart