Por: Celina Chatruc

Las capitales de España y la Argentina, “ciudades hermanas”, refuerzan en estos días gracias al arte su diálogo histórico.


La foto muestra un avión en pleno vuelo, pintado sobre una puerta de vidrio abierta. Tomada por Facundo de Zuviría hace 35 años en un bar del microcentro porteño, se exhibe en estos días en la sede madrileña de la Fundación Mapfre, que le dedica al fotógrafo argentino una retrospectiva que abarca casi doscientas obras. Aunque esa imagen basta para simbolizar la estrecha relación entre dos países que no solo hablan el mismo idioma, sino que cada vez parecen tener un diálogo más fluido.

Independizada de sus “conquistadores” hace más de dos siglos, la Argentina no reniega sin embargo de una cultura que tanto tiene que ver con su identidad. A las olas migratorias en ambos sentidos, empujadas por múltiples crisis políticas y económicas, se suma el creciente interés recíproco como destino turístico. Después de Estados Unidos, España se ubicó en 2022 como el segundo país no limítrofe –y quinto en el ranking general– con más turistas que viajaron hacia Buenos Aires.

¿Caña o cerveza? Poco importa como la llamemos, porque el sabor es el mismo. Además, las actividades culturales superan a la abundante oferta gastronómica local en la escala de prioridades de los visitantes españoles, según revela un estudio difundido por el Gobierno de la Ciudad, que prepara a su vez un gran encuentro multidisciplinario en la otra orilla del Atlántico.

Durante la primera quincena de marzo, el programa Conexión Buenos Aires-Madrid abarcará en Casa de América muestras de artes visuales, películas, obras de teatro, música urbana, tango y danza, con la participación de más de 30 artistas y la intención de “afianzar los vínculos entre dos ciudades hermanadas por su historia, su tradición y su gente”. Se celebrarán también los cuarenta años del regreso de la democracia en nuestro país con una proyección especial de Argentina, 1985, candidata al Oscar por mejor película extranjera, al día siguiente de la entrega de los premios en Los Ángeles.
Una mariposa gigante –otro símbolo auspicioso, el de la transformación– ya cuelga de la fachada del Palacio de Linares, en pleno centro de Madrid, que alojará a su vez en su interior otras sesenta creadas por el artista misionero Andrés Paredes. Convivirá en el antiguo edificio ubicado frente a la plaza de Cibeles con una muestra exhibida en simultáneo en la Fotogalería del porteño Teatro San Martín. Es la que celebra las seis décadas de trabajo del estudio de Antonio Massa, autor de la célebre fotografía del “Polaco” Goyeneche besando a Osvaldo Pugliese; retrató además a un joven Charly García y realizó la primera foto de estudio de Soda Stereo.

Lenguaje universal

Ni las imágenes ni la música necesitan traducción para conmover al variado público europeo, que esta semana llegó a Madrid para invertir tiempo y dinero en la feria ARCO. Cientos de coleccionistas extranjeros recorrieron con entusiasmo pospandémico los pasillos de Ifema, donde nueve galerías representan hasta hoy a la Argentina. Con el apoyo de Cancillería, Constitución, Hache, Herlitzka & Co, Pasto, Rolf, Ruth Benzacar, Sendrós, W-galería y Diego Obligado, de Rosario, unieron esfuerzos para lograr la presencia más importante de un país de América Latina.

La Fundación arteba aportó lo suyo: con la intención de “fortalecer la inserción del arte argentino en circuitos internacionales” volvió a impulsar un programa de visitas guiadas, tal como había hecho el año pasado en ARCO y durante la semana de Art Basel Miami, en diciembre último. Organizó además una reunión privada con galeristas, curadores, coleccionistas y profesionales vinculados con el arte latinoamericano, y apoyó junto a la cámara de galerías Meridiano otro encuentro realizado en la embajada de nuestro país.

El inconfundible acento argentino se multiplicó así en estos días por todo Madrid, ya que la galería Piedras presentó además hasta ayer en la clásica calle Doctor Fourquet una exhibición pop-up de Clara Esborraz y se inauguró otra de Valeria Maculán en Espacio OTR. Como si esto fuera poco, los argentinos Juan y Patricia Vergez, radicados desde hace unos años en Madrid, fueron reconocidos por su acervo privado de arte latinoamericano con uno de los premios “A” al Coleccionismo que otorga la Fundación ARCO.
Claro que de lo que más se habló fue de Pablo Picasso. Su cadáver, recreado en una escultura hiperrealista por Eugenio Merino, fue el fondo para la selfie en el stand de la galería ADN de Barcelona. Una forma morbosa de criticar los excesos del turismo y el uso comercial de la figura del artista en su ciudad natal, ya que la obra fue realizada en 2017 la sede de la Alianza Francesa en Málaga. En los próximos meses se multiplicarán en España las muestras destinadas a conmemorar el medio siglo de su muerte… y seguramente habrá muchos argentinos entre el público.

@cchatruc