Columna: Y Si Platicamos.

Por Francisco Junco Nava.

La agresión ocurrida, el pasado 18 de marzo, a “la figura” de la magistrada Norma Lucía Piña Hernández en la “manifestación” de campaña electoral de Morena, perdón, de la Conmemoración de la Expropiación Petrolera, no es sólo la agresión a una persona, es la agresión y muestra de odio y denostación a una de las instituciones más importantes de nuestro país, que es la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

En el pódium del monólogo, del 20 de marzo, el presidente de México, López Obrador, “reprobó” la quema de la muñeca de cartón alusiva a la figura de la magistrada Norma Piña, asegurando que “no debe llevarse a cabo este tipo de actos, hay otras formas de protestar sin llegar a esos extremos”.

No hay duda que, desde la sede del gobierno federal, se azuzó para manifestar ese odio a la magistrada, que su único delito es que no rinde pleitesía a otro poder. Al poder Ejecutivo. Y eso es lo que tiene muy enojado al inquilino de Palacio de Gobierno. No fue una muestra de odio espontanea de los seguidores de AMLO. La magistrada ha dado muestra de lo que todo magistrado debe tener: imparcialidad, ni a favor ni en contra de López Obrador y ni a favor ni en contra de la oposición.

Porqué digo que es azuzado desde Palacio de Gobierno, sólo basta echar un vistazo a las Mañaneras en las últimas semanas y ahí está claro el mensaje, por ejemplo, el miércoles 1 de marzo, el mandatario acusó a la ministra de descuidar la “vigilancia” hacia los jueces: “Apenas llegó la nueva presidenta y se desata una ola de resoluciones a favor de presuntos delincuentes”, dijo.

Y continuó: “Antes cuando estaba Arturo Zaldívar había un poquito más de vigilancia sobre los jueces, se respetaba su autonomía,pero se vigilaban desde el Consejo de la Judicatura, que esa es su función, vigilar el recto proceder de jueces, de magistrados, de ministros”.

Más adelante en esta misma conferencia, aseguró que “la decadencia del poder judicial que viene del antiguo régimen y está infectado, plagado de corrupción… Es un poder judicial que se fue construyendo para proteger a corruptos y a las élites del poder económico y del poder político de nuestro país, entonces por eso esos amparos constantes”.

Antes, el 26 de enero, en su pulpito mañanero, hizo un llamado directo a Norma Piña para “limpiar de corrupción el Poder Judicial … ayer me hablaban de que la presidenta de la Suprema Corte hablaba de que había que reactivar todo el sistema anticorrupción; pues que empiece por el Poder Judicial, tiene bastante trabajo, con todo respeto”.

Con apenas un mes como presienta de la SCJN, en la mañanera del 8 de febrero, el mandatario aseguró que ella estaba ahí gracias a él: «la señora presidenta de la Corte, para hablar en plata, está por mí de presidenta», y agregó a pregunta de los reporteros, que «antes el presidente ponía y quitaba a su antojo al presidente de la Corte. Les voy a comentar una anécdota, me llegan a ver cuando era jefe de Gobierno, me llegan a ver, es lo mismo nada más que en el ámbito local y esto viene desde el porfiriato. ¿Quién decidía en la Corte?, Porfirio Díaz, le daban la razón al presidente antes de que abrieran la boca».

Estas declaraciones fueron muy criticadas por la opinión pública, y tratando de “reparar” su error, dijo que sus palabras se habían malinterpretado, las habían sacado de contexto.

En el pódium del monólogo, del 20 de marzo, el presidente de México, López Obrador, “reprobó” la quema de la muñeca de cartón alusiva a la figura de la magistrada Norma Piña, asegurando que “no debe llevarse a cabo este tipo de actos, hay otras formas de protestar sin llegar a esos extremos”.

Sin embargo, en su peculiar estilo de hablar, apuntó que él ha sido víctima de ataques similares y nadie dice nada, ni se quejó y llamó hipócritas a los que se quejaron del reclamo y respeto a la magistrada. “Son muy hipócritas. No estoy muy seguro, pero en la marcha pasada que hicieron los reaccionarios hace poco, también quemaron unas figuras, pero cuando salió mi figura, nadie se quejó, eso es mucho de los conservadores”, así lo dijo, mintiendo al respecto.

Las imágenes que circularon por redes sociales, son muy claras, al grito de “¡fuera Piña!, ¡fuera Piña!”, y “¡Es un honor estar con Obrador!”, los seguidores de AMLO, quemaban la muñeca de cartón que representaba a la presidenta de SCJN.

Y es que, el fondo de este tipo de agresiones presidenciales tiene que ver con el debate público, que se está generando sobre el Plan B, que no es otra cosa que una reforma electoral propuesta por el presidente de México y el partido oficial, asegurando que es para “quitar privilegios y clasismo” al Instituto Nacional Electoral. Por el otro lado “los adversarios” argumentan que la reforma significa un retroceso en materia de elecciones, ya que se pretende quitar facultades al órgano electoral y darle poder al Ejecutivo, como lo tenía el Viejo Sistema Político Mexicano, que encabezaba el PRI.

El llamado Plan B, ya fue aprobado por el Congreso de la Unión, representado por las dos cámaras legislativas, diputados y senadores, y publicado por el Ejecutivo, haciendo que sea Ley vigente. A la par, la sociedad civil organizada, realizaron algunas acciones que culminaron en dos multitudinarias manifestaciones; la primera el 13 de noviembre y la más reciente, que triplicó la presencia de manifestantes, el 26 de febrero, que bajo la consigna de “El INE no se toca”, mostraron su repudio a las acciones de los morenistas.

Esta sociedad civil, está reuniendo amparos para echar para abajo esta reforma, bajo el argumento que es anticonstitucional y es la Suprema Corte de Justicia de la Nación la que tendrá la decisión para determinar la constitucionalidad de la reforma electoral.

Lo cierto es que, la quema de la figura de la magistrada, deja al descubierto las pinceladas de como será el debate público. Por un lado, el ejecutivo, desde su pulpito, azuzando a sus seguidores y dando el doble discurso de pedir disculpas, pero señalando que “los adversarios” son los responsables de sus reacciones. Y por el otro lado, una sociedad civil que cada vez más, está despertando y dándose cuenta que, el voto a MORENA, no fue para un auténtico cambio, sino para una regresión al pasado.

Lo cierto es que, el sábado 18 de marzo, pasará a la historia, sin lugar a duda, como día en que se realizó el evento que violentó las leyes electorales más fundamentales, cuando el presidente, en el marco de una conmemoración cívica, promovió a sus corcholatas y asegurando que el proyecto de la 4T continuará por mucho tiempo.

Pero usted amigo lector, qué opina, escríbame a mi Twitter @PacoJuncoN, para que platiquemos…

@PacoJuncoN