INAI: El instituto cicatriz de México
Por: MARLENE MIZRAHI
«No me molesta que me hayas mentido, me molesta que a partir de ahora no pueda creerte». F. Nietzsche
¿Cuánto daño hace una costra que se arranca? De menos, la cicatriz es más duradera, profunda, casi imborrable. Algo similar sucede cuando se traiciona la confianza: como dice el epígrafe, más que el engaño, el problema es la sospecha futura.
En México, la credulidad en las acciones de gobierno es tan débil que, en el año 2003, necesitó cauterización, es decir, se tuvo que establecer un instituto que sirva de cicatriz, uno que revela sanación y herida. Este es el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI).
México es uno de los muchos países que cuentan con un instituto cicatriz como éste. En el mundo hay, al menos, 20 naciones con un organismo que tiene el compromiso de informar respecto al uso de datos personales y sobre cómo y en qué se utiliza nuestro dinero, nuestros impuestos; entre ellos está la gran mayoría de los países latinoamericanos y algunos europeos como España, Francia y Portugal.
El INAI nos sirve a los ciudadanos. Desde el nombre, comprendemos que busca garantizar los derechos de acceso a la información pública y protección de datos personales. Parte de su ejercicio consiste en promover buenas prácticas en la materia e inspeccionar periódicamente las cuentas del gobierno. Aún más, el instituto da trasparencia al responder a las denuncias o demandas de investigación. Si, en México cualquier persona puede hacerlas.
En los casos más sencillos, el INAI tiene facultad de solicitar documentación adicional a las instituciones, realizar visitas de verificación o requerir datos a terceros. Además, parte de su distintivo es sancionar violaciones a la normativa. Cuando el INAI detecta una falta, tiene autoridad de ordenar información extra en cierto plazo o, en los casos más graves, presentar denuncias que promueven: multas, destitución de funcionarios o, incluso, acciones penales en contra de los responsables. Un tratamiento a la herida de desconfianza.
Es importante destacar que las penas impuestas por el INAI no son automáticas, sino que se aplican después de un proceso de verificación y se otorga a la institución pública la oportunidad de defenderse.
Claro que hay formas de darle la vuelta a las exigencias del INAI, incluso cuando el organismo funciona. Sin embargo, el día primero de este mayo se cumplió un mes de que no lo hace. Esto significa que, si el gobierno declara que cierta información no existe, está vetada por seguridad nacional o se entrega algo diferente a la realidad, no contamos con una herramienta que nos ayude a verificarlo. El tiempo que tome el nombramiento de los comisionados significa un desgarramiento a la costra: nos arriesgamos así, a que ya no sane, que solo duela.
@MARLENEMIZRAHI