Por Juan Ortiz / Lupa Legislativa

EMEEQUIS.– Las principales fuerzas de oposición, junto con la sociedad civil, han presentado su método para competir en las elecciones presidenciales de 2024. Este mecanismo, al igual que el utilizado por Morena y aliados, busca sortear las reglas electorales. Pero a diferencia del oficialismo, el Frente Amplio por México puede representar una oportunidad única de participación ciudadana.

Primero, no podemos obviar el carácter ilegal de dicho proceso. Para no llamarlo precandidato, en Morena se designa a un ‘Coordinador Nacional’. En el caso de los aliancistas, un ‘Responsable Nacional’. En lugar de actos de precampañas, les llaman ‘asambleas informativas’ y ‘foros regionales’.

Y existen más coincidencias. Quien resulte ganador de este proceso, será en su momento quien encabece las aspiraciones por la silla presidencial.

La alianza busca darle un sustento legal amparándose en la figura jurídica de ‘Frente’, reconocido en la Ley General de Partidos Políticos, pero el resultado es el mismo: tendrá la candidatura presidencial.

Es importante destacar que, a diferencia de Morena, Va por México enarboló la bandera de la legalidad y adoptó la causa del ‘INE no se toca’. La realización de este proceso antes de las precampañas debilita a las autoridades electorales y deja el proceso abierto a posibles irregularidades, similares a las que hemos visto con las corcholatas.

Hablamos del uso indebido de recursos públicos y privados, la publicidad personalizada, la guerra sucia y otras prácticas antidemocráticas.

El proceso interno de Va por México, al igual que el de Morena, será objeto de denuncias, como ya anunció Movimiento Ciudadano. El gran riesgo de este proceso sería la cancelación de la candidatura del perfil ganador. 

Esta situación también nos lleva a aceptar una realidad. Las reglas electorales como las autoridades encargadas están siendo rebasadas. Esto inevitablemente nos debe llevar a replantear la legislación electoral. Porque esta forma de hacer política ha llegado para quedarse. Esperemos que esta futura reforma electoral si sea acordada por todas las fuerzas políticas.

Pese a estos negativos, el Frente Amplio por México ofrece oportunidades interesantes para la participación ciudadana.

Los aspirantes deberán recabar más de 150 mil apoyos ciudadanos, lo que incentiva el acercamiento y trabajo en equipo con la población. Lo negativo, es que tendrán poco tiempo y representa una ventaja para quienes reciban respaldo de las estructuras partidistas.

Además, se anunciaron debates que permitirán contrastar. Sin embargo, las restricciones electorales limitarán su alcance salvo que quieran arriesgar el futuro registro de los aspirantes.

La ciudadanía podrá elegir a uno de los tres aspirantes finalistas, algo inédito, aunque se enfrentará a la influencia de las estructuras partidistas. Al permitir que militantes sean parte del padrón de elección, los partidos con un alto número de afiliados como el PRI tendrán una gran ventaja. Queda cuestionarse si los sondeos de opinión podrán ofrecer un balance.

El éxito del Frente Amplio por México en mantener un enfoque ciudadano dependerá de la participación de la gente, ya que los intereses partidistas siempre buscarán imponerse.

El Frente Amplio por México representa un nuevo panorama en las elecciones presidenciales de 2024, al ofrecer una oportunidad única de participación ciudadana en el proceso interno de designación de candidatos.

Sin duda, este mecanismo desafía las reglas electorales y puede ser susceptible a irregularidades y presiones partidistas. Sin embargo, la responsabilidad recae en la ciudadanía en este momento crucial para hacer valer su voz y participar activamente en las decisiones de los partidos políticos. Se han abierto las puertas para permitir la entrada de nuevos aires, y ahora es el momento de abrirlas completamente y aprovechar esta oportunidad.

@Juan_OrtizMX