Por: Malú Mícher Camarena

El próximo 25 de noviembre una vez más conmemoraremos, que no es festejo, el Día Internacional para la Eliminación de las Violencias Contra las Mujeres, que nos obliga a la reflexión profunda y la acción comprometida. Es un recordatorio constante de la lucha que enfrentamos como sociedad para erradicar la violencia de género en todas sus manifestaciones. 

Hoy quiero destacar el papel fundamental de todas las mujeres víctimas de violencias, así como el coraje de aquellas que, como sobrevivientes, han alzado la voz en busca de justicia. 

Es vital reconocer el esfuerzo incansable de las defensoras de Derechos Humanos (DDHH) que acompañan este camino hacia la justicia y la equidad. Debemos hacer hincapié en que uno de los DDHH más importante en el mundo es el Derecho a una Vida Libre de Violencias. 

En este sentido, quiero subrayar que el Senado de la República tiene un compromiso desde el primer día de su instalación y como personalmente lo plantee a mi grupo parlamentario: impulsar la agenda feminista para eliminar la desigualdad en las oportunidades y la discriminación que vivimos las mujeres, adolescentes y niñas. 

Es por ello, que hemos impulsado una serie de espacios de discusión y reflexión que derivaron en reformas legislativas para hacer realidad esta agenda, la cual, tiene como uno de sus objetivos principales que las mujeres accedan al ejercicio pleno de todos sus DDHH en condiciones de igualdad. 

En el Senado teníamos anteriormente posicionamientos al respecto, pero ahora tomamos la decisión de leer en tribuna los testimonios de mujeres, adolescentes y niñas, que en nuestros estados han vivido violencias en sus vidas. 

Algunos de esos casos denunciados desde la Cámara de Senadores se han resuelto; sobre todo en aquellos donde la autoridad ha actuado con mucha responsabilidad; pero, desafortunadamente, en otros no se ha hecho absolutamente nada por parte de l@s responsables de impartir justicia, la impunidad ha sentado sus reales. 

Por eso considero que las fiscalías de algunos estados son nuestra gran derrota y esa es una tarea pendiente, para ello, urge revisar el actuar de las fiscalías estatales que no se han puesto los lentes de la igualdad, que no juzgan bajo el Protocolo de Perspectiva de Género y que siguen decidiendo como si las mujeres fuéramos “desechables”. 

Que nos sigan matando, que nos acosen, que nos violenten, que nos manoseen en el transporte público o que si nos viola un abuelo no es importante. Todavía hay muchas juzgadoras, juzgadores y fiscalías que nos ciudadanas de segunda y sin derechos. Ese es nuestro gran reto, revisar y renovar las fiscalías, su operación y sus decisiones. 

Asimismo, alzo la voz por todas las mujeres que se enfrentan a ese tipo de violencia velada, la cual ha sido impuesta por la sociedad y los estereotipos; esa violencia que somete a las mujeres a realizar una múltiple jornada, donde después de realizar su trabajo, tienen que llegar a realizar trabajos domésticos o cuidar enfermos y la preparación de alimentos para la familia, asumiendo que eso es lo “normal” que una mujer debe hacer. 

Hemos escuchado las demandas y urgencias de protección para las víctimas de violencias, y en consecuencia, hemos reformado leyes para fortalecer las medidas de protección, asegurando la vida de quienes las requieren, junto con sus hijos e hijas. 

El clamor por la efectividad de la Alerta de Violencia de Género ha resonado, y hemos actuado para hacer de este mecanismo una herramienta central en la erradicación de la violencia, obligando a las administraciones a implementar políticas efectivas. 

No hemos pasado por alto ninguna voz. La urgencia de legislar sobre paridad, violencia política, necesidades específicas de mujeres con discapacidades, violencia digital y la no prescripción de la violación de niñas que nunca denunciaron, entre otros temas, ha sido atendida. 

El camino es extenso, pero estamos avanzando juntas y juntos. Hemos trabajado en colaboración con organizaciones y entidades para alcanzar un objetivo común: un mundo donde los cuerpos de mujeres, niñas y adolescentes sean intocables, contribuyendo así a una sociedad democrática fundamentada en la inviolabilidad de sus vidas y cuerpos. 

Nuestro reconocimiento va dirigido a todas las mujeres que luchan sin descanso, que buscan justicia, que alzan la voz y trabajan por un mundo donde quepamos todas, donde seamos libres e iguales y donde podamos vivir con paz y seguridad en la equivalencia y equifonía. 

¡Recordando a las tres hermanas Mirabal: larga vida a las Mariposas! 

Senadora por Morena

@MaluMicher