Por: Abigaíl Arredondo

Llega diciembre y con ello una época de luz y esperanza. Es el momento adecuado para acercarnos a nuestros seres queridos, darles las gracias por estar con nosotros, enmendar heridas y aclarar malentendidos. Darles un fuerte abrazo, decirles lo mucho que los amamos y como son fundamentales en nuestras vidas. 

No desaprovechemos estas fechas para recordar la importancia de la unidad y la fraternidad, dos conceptos que, desafortunadamente, se han ido desdibujando en la convivencia social. 

Estamos transitando por un mundo cada vez más polarizado. Si bien la manifestación de las ideas y su comparación abonan a la democracia y el debate público, ello debe hacerse siempre en un halo de respeto y tolerancia; cuestión que desafortunadamente se ha ido perdiendo en varios ámbitos del espacio público. 

Estamos a cuantas semanas de concluir el 2023 y en la antesala de un proceso electoral muy complejo. Ha sido un año complicado, lleno de retos, desafíos, pero también de alegrías. Ante las fiestas decembrinas, es necesario hacer un alto en el camino y llevar a cabo una reflexión. 

Es indispensable preguntarnos ¿Cómo estamos?, ¿Cómo está nuestra familia? ¿Cómo está mi país? ¿Este es el México que quiero? ¿Es el México que deseo para mis hijos? ¿Realmente las cosas han mejorado, siguen igual o peor? 

Creo que como ciudadanos y padres de familia es indispensable hacer esas preguntas para decidir si estamos transitando por el camino correcto; si estamos llevando “el barco” a buen puerto. Bajo este escenario, es imperativo hacer un alto en el camino, pensar bien que es lo que queremos y hacía donde deseamos llevar nuestro destino; y estas fechas son el momento más adecuado para hacerlo. 

Debemos pensar con seriedad si es conveniente refrendar el apoyo a quienes, hace 5 años, solicitaron nuestro voto. Esa es la esencia de la representación democrática, que quienes están en la posición de tomar decisiones, en efecto vean por nuestro bienestar y el de nuestras familias. El año que entra es decisivo, tanto para nuestra democracia como para el rumbo de nuestra nación. Por ello, es fundamental que, en estas épocas de relativa calma, hagamos un acto de análisis y revisión para aclarar nuestro juicio e ideas. 

No dejemos pasar esta oportunidad, valorar y considerar todas las opciones y revisar si realmente se están cumpliendo las expectativas que nos habían prometido. Si realmente estamos viviendo un cambio trascendental para el bien de México y, por supuesto, de nuestros seres queridos. 

Estimada o estimado lector, revise y analice si este año fue mejor o peor que los anteriores, si quienes toman las decisiones trascendentales para su bienestar y el de su familia, están cumpliendo con su deber y confianza. Si el rumbo de nuestra nación es el correcto. 

Sin duda el año que se avecina estará lleno de cambios y retos importantes. Estamos en un punto crucial, y en estas fechas, más allá del aspecto religioso, me parece que es un momento para la meditación; para hacer un balance de lo más importante y de la gracia que tenemos de estar vivos, sanos y con nuestros seres queridos. Si acaso sufrimos alguna perdida, es momento de buscar la redención y el consuelo en las bendiciones que nos rodean. Valoremos cada instante y disfrutémoslo como si fuera el ultimo. 

Por mi parte, a todas y todos quienes me hacen el favor de leer esta columna, así como a mis amigos de El Universal, que me brindan este espacio semanal, les deseo lo mejor y que sus deseos se hagan realidad. Feliz Navidad.
@AbiArredondo