Por: Yamileth Montaño Trujillo

Tomando como referencia las elecciones de Gran Bretaña, donde el panorama electoral era muy claro a favor del Partido Laborista, el ex primer ministro Rishi Sunak, al momento de saber que los resultados electorales no le favorecían, se dirigió a los simpatizantes de su partido para pedirles perdón y agradecerles por el esfuerzo realizado, presentando su renuncia a los cargos de primer ministro y de dirigente del Partido Conservador británico.

No existe mayor contraste frente a este ejemplo de gran madurez política que lo que hemos visto en México en el flanco opositor, dirigencias opositoras empeñadas en ignorar las conclusiones y en desconocer las consecuencias de la votación, la cual realmente fue muy contundente. Con respecto, al Partido Acción Nacional (PAN) se han presentado conflictos internos a partir de las diferencias entre los distintos grupos que conforman el partido, así como la ausencia de un liderazgo claro.

Sin embargo, es más grave la situación que enfrenta el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el cual presenta un debilitamiento mucho más acelerado, pasó de ser el partido que gobernaba el país en 2018 a gobernar sólo dos entidades, Durango y Coahuila, convirtiéndose en la cuarta fuerza política de México por detrás de Movimiento Ciudadano, después de los resultados electorales del 2 de junio.

Pese a los peores resultados obtenidos en la historia del PRI, el actual dirigente, Alejandro Moreno Cárdenas, en lugar de cumplir con su periodo estatutario y permitir la renovación del partido, convocó de forma extemporánea a una Asamblea General con el objetivo de modificar los documentos básicos del partido, conformados por la Declaración de Principios, el Programa de Acción, los Estatutos y el Código de Ética Partidaria, para permitir la reelección a la dirigencia. Los resultados de la Asamblea fueron 474 votos a favor, 5 en contra y 7 abstenciones.

El grupo de militantes priistas que votaron en contra de la reelección a la dirigencia fueron Beatriz Paredes, Dulce María Sauri, Pedro Joaquín Coldwell, Enrique Ochoa y Manlio Fabio Beltrones, quienes han comenzado un proceso de impugnación ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), debido a que aún cuando los Estatutos no han sido validados por el Instituto Nacional Electoral (INE), el Consejo Político Nacional ya ha dictaminado iniciar el proceso de relección.

Aunado a lo anterior, la búsqueda de la dirigencia del PRI por la reelección implicó un triple golpe al partido. El primer golpe fue de subversión, debido a que la Asamblea convocada fue ilegal e ilegítima porque no tuvo una convocatoria abierta, sino que sólo un pequeño grupo de militantes a fines a Alejandro Moreno tuvieron participación, siendo la Asamblea más pequeña en la historia del PRI. El segundo golpe fue a la esencia del partido, debido a que el PRI surge en 1929 como PNR con el objetivo de prohibir la relección al llevar a México del caudillismo a ser un país de instituciones. Y el tercer golpe se da al presente y futuro del partido, ya que la actual dirigencia ha entregado los peores resultados en su historia.

La crisis del PRI es un reflejo de la crisis del sistema de partidos políticos en México. Hoy en día, se observa una fuerza política hegemónica con el partido Morena y, por otro lado, oposiciones sin proyecto ideológico y sin alcances. Y esta combinación, de la construcción de una fuerza hegemónica y la destrucción de las oposiciones, es una combinación letal para la vida democrática de México.

México merece más. México merece que las instituciones políticas no sean capturadas por unos cuantos, sino que den espacio para analizar y construir hacia adelante, el PRI en su momento fue una de estas instituciones, pero con la permanencia de la actual dirigencia, el partido se encamina a una pronta desaparición. La oposición en general debe trabajar para ofrecer alternativas que ganen de nuevo la confianza de la gente, tratar de fundar un partido social demócrata que inicie camino, pero eso toma tiempo. Sin embargo, cabe recordar que sin partidos políticos cualquier intento democrático es absolutamente imposible.
Fuentes:

@YamMontanoT

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