Por: Diego Fernández de Cevallos

No defiendo a García Luna, ni sé si cometió o no los delitos por los cuales lo culparon en Nueva York, pero opino como abogado y como político:

Como abogado, veo una resolución de primera instancia. El juicio no ha terminado, pues falta saber el monto de la pena, así como los recursos a interponer por la defensa.

Observé a un jurado (integrado por 12 ciudadanos desconocedores del derecho) al cual le resultaron suficientes las declaraciones de criminales para emitir la condena. La mayoría de los deponentes, torvos asesinos, incurrieron en afirmaciones inverosímiles y contradicciones. Varios de ellos fueron aprehendidos por García Luna y, obligados a rendir declaración, buscaron beneficios personales y se vengaron de su apresor. Con esas “pruebas” el jurado determinó (supuestamente “más allá de toda duda razonable”) la culpabilidad del mexicano. Triunfaron los asesinos y la fiscalía, pero no necesariamente la justicia.

Como político, advierto algo obvio: si para EU uno de sus mayores problemas es el narcotráfico, y México es su principal proveedor de narcóticos, lo más importante para el Imperio no era determinar la inocencia o la culpabilidad de una persona, sino condenar al Estado mexicano por ser ineficaz en el combate al tráfico de tales substancias nocivas para aquella sociedad.

Al jurado le valió un comino la ausencia de pruebas válidas y robustas, y no tomó en cuenta la “duda razonable”. Los intereses yanquis siempre están por encima de cualquier otra consideración.

Las agencias norteamericanas contra el crimen organizado también están infiltradas, y de eso nadie responde.

De las armas y dineros enviados a México, tampoco se habla.

¿Y las condecoraciones entregadas a García Luna durante tantos años por agencias y autoridades yanquis? ¿Para qué su nube de espías aquí? De eso, ni una palabra.

Los 100 mil muertos (al año) por el fentanilo tienen en crisis al Imperio, y lo importante para éste (sobre todo en tiempos electorales) es sacudirse toda responsabilidad.

Por cuanto toca al deslinde del PAN, hecho por algunos de sus dirigentes, “porque García Luna no fue panista”, me parece equivocado, pues nadie lo acusa de militancia en ese partido, sino de haber formado parte de los gobiernos panistas de Fox y de Calderón. Éste ya informó a los ciudadanos por qué lo nombró y mantuvo en el cargo. Sus adversarios tienen derecho de cuestionarlo.

En resumen: los capos aumentaron su poder al decidir el destino del ex secretario. ¿Habrá quién ahora capture y propicie la extradición de sanguinarios, si sabe bien dónde puede terminar? Ese veredicto también es un mal mensaje para México.

No sé, reitero, si García Luna cometió los delitos imputados, pero (desde antes de Juárez, durante Juárez y hasta nuestros días) México tiene sobre su cuello la bota del Imperio.

@DiegoFC