Por: Karla Doig Alvear

Tras una pandemia sin precedentes que desestabilizó a las naciones en todo sentido, desde el social hasta el económico, la fuerza laboral del país perdió potencia ante la incertidumbre, el distanciamiento social, y los cierres de negocios. En este panorama, fueron las mujeres mexicanas las que dieron un paso hacia el frente, situación que, si bien no es la primera vez que sucede en la historia, ha tenido una magnitud jamás antes vista.

Con un promedio de participación de 45% de participación femenina en el mundo laboral y un punto máximo alcanzado en noviembre de 2022 con 46.7%, se cuenta con la estadística más alta desde que el Instituto Mexicano para la Competitividad empezó a calcular estos datos en 2005. Además de que, gracias a su participación, la fuerza laboral se ha estabilizado después de la pandemia, las mujeres representaron un 55% de los 3.1 millones que se sumaron a la Población Económicamente Activa (PEA) en estos dos últimos años, tal como informó Alberto Aguirre en su nota periodística de El Economista esta semana.

No obstante, a pesar del aparente logro de la mujer en la penetración del mercado laboral, no podemos dejar de lado que seguimos en un país extremadamente machista en el que la vida de las mujeres está condicionadas por su género desde su nacimiento. Considerando esto, más que enfocarnos en celebrar, debemos alertarnos, especialmente por lo siguiente:

Desequilibrio en el hogar

Mientras las mujeres dedican 43 horas a la semana a las labores domésticas, los hombres dedican 18. Nosotras ahora hacemos un doble trabajo, al trabajar 240% más que ellos, según lo manifestado por Sandra Ramírez, investigadora de ¿México cómo vamos?  Por lo tanto, las mujeres en México trabajan el doble y tienen mucho menos tiempo para su cuidado personal, generando más estrés y ansiedad que sus pares los hombres, según un estudio publicado en septiembre de 2022 en la Revista Lancet Public Heath.

Informalidad laboral

El número de mujeres trabajando en la informalidad aumentó al cierre de 2022 con la cifra histórica de 13.3 millones de mujeres, según datos el Instituto Nacional de Estadística y Geografía. Al respecto, varias especialistas mencionan que muchas mujeres prefieren este esquema informal para dedicarse también a cuestiones del hogar puesto que ellas siguen siendo relegadas para realizar las actividades de limpieza, el cuidado de menores y adultos mayores. Esquema que, por cierto, carece de estabilidad laboral, derechos de antigüedad y sobre todo del derecho humano primordial que es el acceso a la salud.

Cuidado de los seres queridos

Mientras no haya un sistema de cuidados que ayude a las mujeres y a las familias para que atiendan a sus hijas e hijos, enfermos o personas adultas mayores, seguiremos apostando nuestra vida para estar participando en el mercado laboral sin condiciones para que las mujeres trabajen de una manera plena y próspera.

Encima de lo anterior, no dejan de existir la brecha salarial, el acoso y hostigamiento, discriminación por el hecho de ser mujer, los estereotipos de genero impregnados en nuestra estructura social, por mencionar algunos de los temas más enervantes. ¿En cuántas de nuestras empresas nos siguen discriminando por el hecho de poder ser madres y tener una licencia de escasos 84 días?  Otro punto pendiente en la agenda política de México.

Lo recalco

El hecho de que aumente la participación de las mujeres en el mercado laboral y en la PEA no necesariamente garantiza el bienestar de las mujeres. Un ejemplo parecido son las remesas, si bien tenemos un derroche de 58 mil 497 millones de dólares al cierre de 2022 no es un éxito para México, al contrario: es la falta de condiciones y un mercado atractivo para las y los mexicanos que emigran con el fin de buscar mejores condiciones de vida a la frontera norte.

En conclusión, mientras no elaboremos políticas públicas que garanticen condiciones para que más de la mitad de la población que son las mujeres participen en nuestro mercado laboral no podemos hablar de bienestar y prosperidad. Que más quisiera yo que celebrar este aumento, pero sin condiciones nada hay que celebrar, más bien hay que alarmarnos.
@karladealvear