Medicamentos robados
Por: XAVIER TELLO
¿Cómo aspirar en México a un sistema de salud danés con leyes y sistemas de vigilancia sanitaria de tercer mundo?
Son casi 40 años de encontrar des de puestos informales hasta verdaderos mercados específicos donde se venden no solo medicamentos robados, sino también falsificados, muestras médicas y, en algunos casos, de contrabando.
En estos sitios podemos encontrar fármacos en sus presentaciones para venta en el sector privado o, descarada mente, medicinas con la leyenda: «Pro piedad del sector salud, prohibida su venta», lo cual no es impedimento para que la gente los compre sin mayor pudor. Y es que, para quienes los adquieren, siempre hay una disculpa o justificación importante para hacerlo, comenzando por el precio de los medicamentos; en lo que no se repara es en el riesgo potencial que esto conlleva.
En Europa, Israel, Japón, los Estados Unidos, Canadá y muchos países de Latinoamérica, la reglamentación para el manejo y la dispensación de medicamentos es muy estricta: Los medicamentos solo pueden venderse en farmacias registradas y autorizadas. De hecho, en esos países existe la figura del farmacéutico, un profesional de carrera universitaria que conoce sobre medicamentos e incluso está autoriza do para prescribir. Este profesional es virtualmente desconocido en México, donde las farmacias son atendidas por empleados sin mayor preparación que las ventas en mostrador o el entrena miento que su farmacia les dé. Son apenas unos cientos los farmacéuticos que se han graduado en México en las dos últimas décadas.
En esos países, el vender medicamentos de prescripción fuera de una farmacia es ilegal y la gente va a la cárcel por ello.
Esta estricta reglamentación está pensada para la seguridad de los pacientes. Los medicamentos no pueden almacenarse en cajuelas ni exponerse al sol, a la humedad o al polvo. El que
ambulantes o tenderos las vendan sin mayor vigilancia, pone en riesgo la salud y la vida de los pacientes. Cualquiera que compra en esos puestos no sabe si obtendrá algo caduco o que ha sido mal manejado o adulterado.
Peor aún, los modernos medicamentos biológicos usados en tratamientos de cáncer o padecimientos inmunológicos requieren de cuidados especiales y manejo profesional de cadena fría. Si alguno de estos fármacos es mal manejado, la vida del paciente está en peligro.
En México, vender medicamentos en estas condiciones es ilegal… y no.
Paradójicamente, la Ley General de Salud incluyó hasta 1997 un párrafo en su artículo 226, que dice: «No podrán venderse medicamentos u otros insumos para la salud en puestos semifijos, módulos móviles o ambulantes»; sin embargo, no dice explícitamente que solamente puedan venderse en farmacias.
¿Ahora bien, vender medicamentos fuera de las farmacias es delito? Aparentemente no. A decir de abogados expertos no está tipificado en el Código Penal.
Al analizar la vaguedad de la Ley Gene ral de Salud y combinarla con la no tipificación, se entiende que ni Cofepris ni alguna autoridad actúen (o se arriesguen) en contra de estos traficantes.
El problema, sin embargo, es más complejo. En medio de la discusión sobre un nuevo sistema de salud, a México le hace falta una reglamentación moderna en materia de dispensación de medicamentos. Además de la urgencia de graduar y adoptar a miles de farmacéuticos en las próximas décadas, el sistema de salud requiere de mecanismos de seguridad, trazabilidad, portabilidad de expediente y métodos amigables y expeditos para reportes de seguridad y farmacovigilancia. El atraso que tenemos en esos aspectos es de más de 50 años.
Mientras eso sucede, las autoridades sanitarias y Cofepris deben darse a la tarea de informar a la población sobre la ilegalidad y peligrosidad de la venta de medicamentos en vía pública; no con tibias campañas o pósters, sino con un verdadero esfuerzo que busque cambiar una conducta entre la población.
De la misma forma, se debe de «do tar de dientes» a la legislación. De nada sirve un párrafo de la Ley General de Salud, si al final quienes cometen el ilícito no sufrirán castigo.
México no puede aspirar a un sistema de salud danés, con leyes y sistemas de vigilancia sanitaria de tercer mundo.
El autor es Médico Cirujano y analista en políticas de salud. @StratCons